Historia de la niña María y su abuelita Ana

Sor Estela, HC, y Arelis Peláez
17 junio, 2021

Historia de la niña María y su abuelita Ana

por | Jun 17, 2021 | Confraternidades, Formación, Reflexiones | 0 Comentarios

Una mañana de noviembre del año 2017 se presentó en la secretaría de la Escuela Primaria Mixta “Casa Central”, de la zona 1 de la Ciudad de Guatemala, una señora de edad avanzada, de condición muy humilde, se veía enferma, con mucha necesidad y pobreza, iba acompañada de una niña pequeña, de siete años de edad, quien tenía el rostro marcado por manchas de desnutrición y un moreno bronceado casi quemado por el sol, en su rostro mostraba su inocencia, su alegría y muy vivaracha, pero se notaba las carencias y pobreza en que vivía.

La señora Ana quien dice ser la abuela de María, preguntó que tenía que hacer para que su nieta pudiera estudiar aquí en la Escuela Primaria Mixta “Casa Central”, pues con gusto se le proporcionó toda la información y ella nos dijo que realmente no podía pagar, se le preguntó acerca de los padres de María y ella con tristeza nos contó lo siguiente: Que ella es salvadoreña, pero vino con su hija a Guatemala desde hace muchos años para encontrar una mejor vida y más oportunidad de superación. Doña Ana indica que su hija la mamá de María falleció a los pocos meses de que naciera la niña y que el papá al fallecer la mamá las abandonó y nunca más supieron de él hasta la fecha. Ellas son lo único que se tienen y se cuidan entre ellas. Para poder sobrevivir y ganarse un poco de dinero ella trabaja de vendedora ambulante en las calles del Centro Histórico y Mercados Cantonales aledaños, vendiendo calcetas, ganchos sujetadores de cabello y medias, que María diariamente le acompaña en jornadas y caminatas de venta en busca del sustento diario. Se le preguntó también en donde vive ella expresó que de posada en posada. Nos dijo nuevamente que podía hacer para que su nieta estudiara en la Escuela, pues ella todos los días caminaba con la niña sobre la 2da. Avenida y pasaba enfrente de Casa Central y siempre le pedía a Dios que María pudiera estudiar y superarse como ser más que ella, que su vida fuera diferente no como ahora sin oportunidades y muchas necesidades ya que ella, doña Ana, no sabe leer ni escribir. Que se levantan muy temprano todos los días para tomar el primer bus de transporte colectivo a las 4:45 a.m. en el que recorren gran distancia para aprovechar a caminar desde temprano y no perder ninguna oportunidad de venta que pueda tener durante el día. Que es muy cansado y dura la jornada de trabajo de todo el día sin importar las inclemencias del tiempo correspondiente a cada una de las estaciones climáticas del año. Muchas veces es tanto el cansancio que María se duerme hasta caminando y ella la empuja para que camine o se duerme parada en el bus por el cansancio y no siempre pueden comer los tres tiempos de comida, a veces solo uno y lo que puedan.

Doña Ana nos indicó que ella padece de la presión alta y de los pulmones, nunca nos ha dicho que problemas realmente tiene, pero siempre está con mucha tos que se ahoga de tanto toser. Su angustia es ¿Qué pasará con María, su nieta si ella muere?

Inmediatamente se le presentó el caso de María, a Sor María Estela, directora actual de la Escuela Primaria Mixta “Casa Central”, la situación familiar, económica y que siempre María estaba en la calle expuesta a tanto peligro, y ella nos preguntó: ¿Quiénes somos?, ¿Para quienes trabajamos?, ¿A quiénes servimos?, ¿Y para qué estamos?

En ese momento sin más supimos la respuesta, también nos indicó que ya se quedará la niña y que le proporcionáramos todos los materiales necesarios para que pueda estudiar. Desde ese día María asiste a la Escuela como alumna regular, se le busco padrino quién le da beca completa en sus estudios para toda la primaria, se le proveen los libros de texto necesarios para su estudio, su uniforme completo. El Comedor Sor Cecilia Charrín le abrió sus puertas para que desayune todos los días. Durante las vacaciones María asiste al curso de nivelación y adaptación de alumnos de primer ingreso, para garantizar que se quede en un lugar seguro, sin exponerla a tanto peligro en la calle mientras la abuelita trabaja.

Por su Parte María se ha identificado al cien por ciento con la escuela, con el personal docente, administrativo y operativo, es muy cariñosa, amable y educada con todos, siempre tiene una sonrisa en su rostro, es una alumna proactiva, colaboradora, que a pesar de sus carencias es responsable, le gusta aprender, se esfuerza por hacer sus tareas y a su vez es una líder positiva con sus compañeros de estudios. La abuela siempre está pendiente de la niña en la Escuela y participa en las actividades extra curriculares.

Con el COVID-19 no se ha dejado sola a María ni a su abuelita, se ha estado pendiente de ellas. Nos enteramos que un día antes del décimo cumpleaños de María en el mes de junio las desalojaron donde vivían, echándolas a la calle, actualmente están posando en un pequeño cuarto muy humilde en el asentamiento La Esperanza, ubicado en zona roja y de alto riesgo, marcado por calles comunales de tierra, drenajes corriendo a flor de tierra y carencia de agua potable, se ubica al sur de la ciudad en la Comunidad zona 10 del municipio de Mixco. (De hecho la abuela salió positiva con el covid 19)

La maestra actual, personal administrativo y la directora están pendientes de ellas le colaboran con víveres todos los meses para apoyarles de alguna manera.

La escuela y el apoyo brindado ha dado un giro de 180° a la vida de María y ha promovido en todo su entorno la aplicación de los valores Vicentinos, los cuales son nuestro motor de vida y los vivimos y practicamos todos los días con cada uno de nuestros niños que forman parte de nuestra Comunidad Educativa.

Nos preguntamos y nos preocupa este caso:

  • ¿Qué sucederá con María cuando fallezca la abuelita?
  • ¿Qué podemos mejorar aún de la vida de ambas personas a través de la escuela y toda la comunidad educativa?
  • Si Jesús nos habla a través de este caso, ¿Qué quiere decirnos?

Sor Estela, hija de la Caridad de Guatemala, con la ayuda de Arelis Peláez, miembro de la confraternidad de exalumnas Vicentinas.

Etiquetas: coronavirus

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