Servir a los pobres en sus necesidades materiales y espirituales (Parte 1)
Parece estar muy claro que Vicente de Paúl consideraba la evangelización como un proceso que implicaba atender las necesidades físicas y espirituales de los pobres. Al hablar con los miembros de las Cofradías, Vicente comprendió que podría ser fácil para ellas centrarse en las necesidades físicas de la gente, y así les dijo: «Como la finalidad de este instituto [la Cofradía de la Caridad] no consiste solamente en asistir a los pobres en lo corporal, sino también en lo espiritual, las sirvientas de los pobres procurarán y pondrán todo su interés en disponer para vivir mejor a los que sanen, y a bien morir a los que mueran, dirigiendo a esta finalidad su visita, rezando con frecuencia a Dios por ello y teniendo algunas pequeñas elevaciones del corazón a Dios para este efecto» (SVP ES X, 579).
Más adelante, al hablar a las Hijas de la Caridad que se encontraban con personas en diversas situaciones de desesperación, Vicente sintió la necesidad de ser más explícito sobre su ministerio: «¿Creéis, hijas mías, que Dios espera de vosotras solamente que les llevéis a sus pobres un trozo de pan, un poco de carne y de sopa y algunos remedios? Ni mucho menos, no ha sido ese su designio al escogeros para el servicio que le rendís en la persona de los pobres; él espera de vosotras que miréis por sus necesidades espirituales, tanto como por las corporales, Necesitan el maná espiritual, necesitan el espíritu de Dios» (SVP ES IX-1, 229).
Al hablar a los misioneros que podrían estar tentados de ver su ministerio como exclusivamente dedicado a atender las necesidades espirituales de la gente, Vicente declaró: «Si hay algunos entre nosotros que crean que están en la Misión para evangelizar a los pobres y no para cuidarlos, para remediar sus necesidades espirituales y no las temporales, les diré que tenemos que asistirles y hacer que les asistan de todas. las maneras, nosotros y los demás, si queremos oír esas agradables palabras del soberano Juez de vivos y de muertos: ‘Venid, benditos de mi Padre; poseed el reino que os está preparado, porque tuve hambre y me disteis de comer; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me cuidasteis’. Hacer esto es evangelizar de palabra y de obra» (SVP ES XI, 393-394).
La visión espiritual de Vicente se amplió con el paso del tiempo, al igual que lo hizo su conocimiento directo de las diferentes formas de pobreza. Esto fue el resultado de descubrir nuevas formas de pobreza en París y sus alrededores, luego en otras partes de Francia, más tarde en otras partes de Europa y sí, incluso en otras partes del mundo. En 1617-1618, Vicente se comprometió a ejercer su ministerio entre los campesinos y de los pobres enfermos. Poco después comenzó a cuidar de los esclavos en las galeras. Entonces, como resultado de su relación con Luisa de Marillac y las Hijas de la Caridad, los pobres parecían aparecer por todas partes (en la película «Monsieur Vincent», un noble dijo esas palabras a Vicente). Podemos empezar a imaginar la visión de Vicente sobre la pobreza simplemente enumerando algunas de las diferentes clases de pobres que se convirtieron en parte de su vida:
- 1634: los pobres enfermos de los hospitales públicos (Damas de la Caridad, Hijas de la Caridad).
- 1638: los niños abandonados (Damas de la Caridad, Hijas de la Caridad).
- 1639: refugiados de la guerra (Hijas de la Caridad, Congregación de la Misión).
- 1645: cristianos cautivos en el norte de África (Congregación de la Misión).
- 1648: el pueblo de Madagascar (Congregación de la Misión).
- 1649: víctimas de las guerras de París y sus alrededores (Congregación de la Misión, Hijas de la Caridad, Damas de la Caridad).
- 1650: ayuda a las personas que viven en zonas devastadas (Congregación de la Misión, Hijas de la Caridad, Damas de la Caridad).
- 1654: hogares para ancianos (Congregación de la Misión, Hijas de la Caridad); soldados heridos (Hijas de la Caridad).
Podríamos añadir a esta lista la ayuda que Vicente proporcionó a literalmente miles de mendigos, a familias nobles de Irlanda que estaban arruinadas y exiliadas, a hombres y mujeres religiosos que huían de la devastación de la guerra y vivían en situaciones muy precarias.
- ¿Quiénes son los pobres que te claman ayuda hoy, en su momento de necesidad?
- ¿Qué te están diciendo y qué les estás diciendo?
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