“A ustedes los llamo amigos”

Hech 15, 22-31; Sal 56; Jn 15, 12-17.

El evangelio de hoy va muy en concordancia con el santo que la Iglesia celebra este día: San Isidro labrador, patrono de los agricultores. Vivió dedicado al trabajo y a la oración. Se casó con una sencilla campesina, María Toribia, que también llegó a ser santa. En el año 1130, sintiendo que se iba a morir, hizo humilde confesión de sus pecados y, recomendando a sus familiares y amigos que tuvieran mucho amor a Dios y mucha caridad con el prójimo, murió santamente. El 19 de junio de 1622 fue canonizado por el papa Gregorio XV. Es así como san Isidro hace suyo el mandamiento del Señor de ser como él, que vivió amando y dando la vida por los demás.

El pasaje evangélico de hoy tiene un olor a testamento; Jesús hereda a los discípulos la fórmula para construir una comunidad de hermanos. El secreto está en amar a los otros, a ejemplo de Él, dándose unos a otros la vida.

La comunidad es un lugar donde no hay secretos, todos se saben elegidos y llamados por el Señor, no se eligieron entre ellos. Es Jesús quien construye la unión; y quien les da también la misión de ser testigos de su amor ante el mundo.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Elizabeth Sánchez Rangel, H.C.