Un año más, las Hijas de la Caridad renuevan los votos por otro año
Las hijas de la Caridad saben que en la fiesta de la Encarnación durante la Eucaristía renuevan los votos por un año. Saben que no son votos públicos que las harían religiosas; ellas son seculares, aunque saben que esos votos solo pueden ser dispensados por el Sumo Pontífice y por el Superior General de los misioneros paúles.
Saben igualmente que, en el momento de entrar en las Hijas de la Caridad, le entregan a Dios toda su vida y se comprometen a guardar los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia y a servir a los pobres en humildad, sencillez y caridad y que después de unos años se comprometen bajo voto.
Saben asimismo que el P. Alméras, en 1669, determinó que ese día las Hijas de la Caridad renovarían los votos, aunque los hubieran hecho por primera vez en otra fecha, porque era el día en que santa Luisa de Marillac, sor Bárbara Angiboust, sor Isabel Turgis, sor Enriqueta Gessaume y otra hermana hicieron los votos en 1642.
Y saben que por el estado de alarma a causa del coronavirus deben estar recluidas en sus comunidades sin poder salir a la calle, ellas que fueron fundadas para no estar encerradas en la clausura de los conventos, sino para andar por las calles en busca de los pobres aún en sus casas.
San Vicente logró salvar a una inmensidad de pobres rompiendo muchas amarras civiles y eclesiásticas. No digo yo que también las rompamos nosotros. Sería una locura y un disparate. Él vivió en el siglo XVII y nosotros estamos en el siglo XXI.
Entonces, ¿qué servicio a los infectados de coronavirus pueden hacer las Hijas de la Caridad y las comunidades, si todo está regulado por el estado de alarma y también ellas deben someterse a él? Yo no lo sé. Ciertamente rezar, teniendo en cuenta lo que escribí hace unos días sobre el poder de Dios en esta epidemia y se publicó en FAMVIN. Son las hermanas de la comunidad de cada lugar las que mejor pueden saberlo, como lo supieron en otras epidemias, en el cólera en Paris en la década de 1830, y en 1912 en España, y en…
San Vicente de Paúl, santa Luisa de Marillac y el beato Ozanam decían que por los sucesos de la vida Dios nos manifiesta su voluntad, también durante esta pandemia. En la renovación de este año entrégale a Dios tu libertad y exclama con santa Luisa: «¡Qué maravilla que con la renovación la voluntad de la hermana vaya pareja con la voluntad de Dios» (E 98). Pero ¿cuál es la voluntad de Dios, lo que os pide durante esta calamidad? En la renovación de este año, entrégale a Dios tu persona para lo que él quiera, a fin de salvar a tantos pobres del coronavirus.
P. Benito Martínez, CM
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