Evangelio y Vida para el 8 de marzo de 2020
Gen 12, 1-4; Sal 32; 2Tim 1, 8-10; Mt 17, 1-9.
El Hijo amado es Jesús de Nazaret
Jesús ha sido confesado como Mesías por Pedro, en respuesta, Jesús anunció que su camino no será fácil, que la muerte le ronda como ronda a los profetas que se toman en serio a Dios.
Hay muchos hermanos y hermanas que afrontan peligros en esta vida a causa de sus opciones. Quienes se juegan la vida por defender los derechos de los más pobres saben que lo de Jesús iba en serio, a ellos el evangelista Mateo les recuerda que a pesar de ese sentimiento de angustia, Jesús está transfigurado, lleno de gloria. La Ley y los profetas no pueden mentir, el destino de Jesús, a pesar del sufrimiento, es la glorificación.
Si leemos este pasaje de la transfiguración deteniéndonos largamente en su mensaje, podremos descubrir que el resonar de las palabras del Padre: “Este es mi Hijo amado…” son un llamado a la confianza a quienes siguen el camino abierto por Jesús, aún con timidez, para que descubran que el dolor no tiene la última palabra.
La Cuaresma no es una oda al dolor, es más bien, un espacio privilegiado para descubrir el verdadero camino cristiano de la purificación..
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Diác. Félix Armando González M. C.M.
Gracias porque está es una buena forma de evangelizar a los que no pueden salir de su casa por una enfermedad y nosotras como voluntarias Vicentinas podemos llevar el evangelio asta la cama del enfermo y también a las familias que vicitamos