Evangelio y Vida para el 29 de febrero de 2020
No necesitan médico los sanos, sino los enfermos
Is 58, 9-14; Sal 85; Lc 5, 27-32.
El lunes 29 de julio del año 2019, los Obispos de México expresaban su alegría por la aprobación que hiciera la Santa Sede, de declarar al beato Anacleto González Flores, mártir de la persecución religiosa en México, como patrono de los laicos mexicanos. Nació en Tepatitlán, Jal., el 13 de julio de 1888.
Fue un laico con ideales, ejemplo para los laicos, porque desde su vida cristiana vivida en radicalidad, y desde su profesión de abogado, defendió los derechos humanos, los derechos de los niños, de los enfermos, de los pobres. Luchó por vivir los valores del reino en la vida ordinaria de manera cristiana. Miembro de la Familia Vicentina de México. A los 26 años, Anacleto, se lanzó a las obras sociales inspirándose en el beato Federico Ozanam, haciéndose miembro activo de las Conferencias de San Vicente de Paúl, y por ello, dedicándose a la visita domiciliaria a los pobres, los enfermos, los presos y con una gran dedicación a la formación cristiano de los jóvenes.
Antes de morir, dijo al General Ferreira: Perdono a usted de corazón, muy pronto nos veremos ante el tribunal divino, el mismo juez que me va a juzgar, será su juez, entonces tendrá usted, en mí, un intercesor con Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Benjamín Romo cm
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