¿Puedes mirar a la gente a los ojos?
¿Miras a la gente a los ojos?
Ciertamente, miramos a la gente a los ojos … especialmente cuando mantenemos una relación con la persona. ¡Pero no siempre!
«Me di cuenta de que estaba sentado esperando que la luz cambiara. Parecía un veterano del ejército. Tuvo Tenía barba de varios días y sostenía un cartel de cartón: «Estoy sin hogar y hambriento». A menudo se le ve en este cruce. Y evito cuidadosamente su contacto visual.
Luego está la anciana que parece andar por los sesenta años. Con frecuencia se encuentra en otra esquina… también con un cartel de cartón: «Tengo hambre». Sin embargo, en este caso me recuerda a mi madre y a mi tía. Así que, con frecuencia, me detengo y le doy unos dólares. Su nombre es Cathy, no Alice, como mi madre, ni Tessie, como mi tía. A veces, cuando el clima es especialmente caluroso o frío, me encuentro mirando para ver si está fuera».
Dos semáforos y dos reacciones diferentes. En una evito un encuentro. En la otra, busco el encuentro.
¿Te has sentido invisible alguna vez?
Luego leí que es importante hacer contacto visual con las personas sin hogar:
Imagina un día en el que ninguno de tus compañeros de trabajo te mirara, tu familia te ignorase cuando intentabas hablar con ellos, e incluso los extraños en la calle hicieran todo lo posible para evitarte.
¿Cómo se sentiría eso?
Ahora imagínate que pasa todos los días. Después de un tiempo, las personas sin hogar que son sometidas a este tratamiento comienzan a sentirse como si fueran fantasmas observando el mundo, pero sin poder participar plenamente en él. Si intentan entablar conversaciones, sus palabras caen en oídos sordos. Son ignorados, deshumanizados e invisibles.
Ver a una persona sin hogar como persona puede ser un reto. Es posible sentir empatía por su situación, que antes se mantenía a raya por los estereotipos reductivos. Puede sentir enojo por la injusticia de la desigualdad y sertirse llamado a provocar un cambio. Procesar todas estas cosas en el momento puede ser abrumador.
Es mucho más fácil simplemente cerrar los ojos, cerrar los oídos, amurallar el corazón y seguir caminando. Pero, si las personas sin hogar necesitan ser vistas, el resto de nosotros necesitamos verlas más aún.
El papa Francisco, sobre el Encuentro
«La palabra ‘encuentro’ es una de las favoritas del papa Francisco, aparece a menudo en sus discursos públicos y se usa unas 30 veces en su exhortación apostólica, ‘Evangelii gaudium, La alegría del Evangelio’. Habla del encuentro como un antídoto para nuestra ‘cultura del descarte’, donde las personas que son consideradas inútiles son dadas de lado: los no nacidos, los ancianos, los inmigrantes, los pobres. Si encontramos a Cristo en aquellas personas que usualmente están marginadas y las conocemos, entonces no podremos echarlas. No ignoras ni descuidas a un amigo». Es hora de una teología del encuentro.
De repente, me di cuenta de lo mucho que estaba atrapado en una mentalidad de «cultura del descarte». Me di cuenta de la frecuencia con la que me alejo de esa forma básica de encuentro de «ver» a otra persona como Jesús, Vicente y, de hecho, como cualquiera de nuestros héroes en las varias ramas de la Familia Vicenciana.
Es asombroso hasta dónde puede llegar un simple reconocimiento de la presencia de otra persona para ayudarla a sentirse vista en lugar de invisible y prevenir la deshumanización.
Si solo haces una cosa para mejorar tus interacciones con las personas sin hogar que conoces, que así sea.
Ver a los demás como nuestros hermanos y hermanas
El post anterior continúa:
La primera vez que ves a una persona sin hogar como completamente humana, igual a ti y que merece la misma seguridad que tú disfrutas, es una experiencia única. También es una experiencia que es necesario que más personas tengan. Demasiados de nuestros políticos y otras personas poderosas ven a “las personas sin hogar” en conjunto sin ver a las personas sin hogar individuales.
Si bien la falta de vivienda es un tema complejo y la experiencia de cada persona es única, la primera chispa de comprensión se produce durante esa experiencia inicial. Antes de la amistad, antes de la conversación, antes que nada, el primer paso en el camino hacia la comprensión es el contacto visual. Permitir que la otra persona sea vista y permitirte verla verdaderamente es donde todo comienza.
Así pues, la próxima vez que veas a una persona sin hogar, resiste la tentación de ignorarla. Mantén contacto visual. Es, literalmente, lo menos que puedes hacer. [Énfasis añadido]
Lo menos que podemos hacer
- Piensa en la frecuencia con que evitamos el contacto visual.
- Resiste la tentación de no hacer contacto visual.
- Ve más allá… Tómate tiempo para leer Making Eye Contact with the Homeless («Cómo hacer contacto visual con las personas sin hogar», en inglés)
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