Evangelio y Vida para el 15 de marzo de 2018
Ex 32, 7-14; Sal 105; Jn 5, 31-47.
“Las obras que realizo, y que el Padre me encargó, dan testimonio de mi”
Para Jesús la mejor manera de decir quién es y quién lo envía son sus obras, la dirección que le ha dado a su vida, su misión, su opción de vida. Todo ello a muchos les significa que Dios está renovando la vida y otorgando salvación al ser humano. Pero también esas mismas obras a otros los desestabiliza, los saca a la luz y ahí se descubren avergonzados; lo paradójico es que estos últimos son los hombres correctos moralmente, son quienes van por delante del pueblo a la escucha de Dios.
Este profundo contraste que el evangelio presenta, llama a la Iglesia a preguntarse por sus opciones de vida, por los años caminando en cierta dirección. No es para tomarlo a la ligera, sino para hacer una reflexión honda y honesta de lo que Dios nos está pidiendo vivir.
“Yo he venido de parte de mi Padre –dice Jesús– pero ustedes no me aceptan”. Este reclamo bienpuede ser para cada uno de nosotros, que hacemos un dios a nuestra medida, más o menos pequeño según convenga, según nos deje en paz. Es un llamado fuerte a entrar en el misterio de Dios, que es la vida misma de Jesús y dejarle ser, y aprender de él, y en esa medida sabremos lo que es vivir.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Emmanuel Velázquez Mireles, cm
0 comentarios