Inventivo hasta el infinito: una presencia oculta a la vista
En esta segunda reflexión sobre la carta de Adviento del P. Tomaž Mavrič, CM, se nos invita a meditar sobre una de las más famosas expresiones de san Vicente de Paúl: «El amor es inventivo hasta el infinito»
Estas reflexiones semanales, basadas en la carta del Superior General, surgen con el ánimo de que nos ayuden a todos a prepararnos a la venida del nuestro Señor.
Puedes leer la primera meditación, «Tres pilares de nuestro modo de vida vicenciano» en este enlace.
Oculto a la vista
¿Cuántas veces he leído y citado las palabras de Vicente «el amor es inventivo hasta el infinito»? ¿Cuántas veces he rezado las palabras «Señor, la vida no termina: se transforma» (Misa de la Resurrección)? ¡Sin embargo, de alguna manera nunca vi la relación! La meditación sobre la carta del P. Mavrič fue reveladora y me ayudó a conectar los puntos.
Hacer frente a la muerte de alguien a quien amamos
Duele la muerte de un ser querido. Se produce un profundo vacío en nuestras vidas. La pérdida de la posibilidad de la presencia de esta persona pesa mucho. ¡Contábamos con esta persona, y él o ella ya no es parte de nuestras vidas!
Un desafío importante de la pena es establecer una nueva relación que trascienda la presencia física. Así que celebramos aniversarios, visitamos sus tumbas, donamos a causas en su nombre. A veces sentimos su presencia, escuchamos sus palabras cuando enfrentamos situaciones difíciles. En el proceso, establecemos una presencia que trasciende su ausencia física.
«La vida no termina: se transforma»
Fue como si una bombilla se encendiese en mi cabeza cuando leí las palabras del P. Mavrič: «La imaginación de Jesús encontró un medio concreto para estar siempre con nosotros, acompañarnos siempre y permanecer con nosotros todos los días hasta el fin del mundo». «La vida no termina: se transforma». Jesús nos mostró cómo la vida se transforma, pero no termina.
De una manera más poderosa que nunca me di cuenta, veo el genio de Jesús dándose a sí mismo a nosotros, oculto a simple vista bajo las apariencias de pan y vino.
«previendo que su ausencia podía ocasionar algún olvido o enfriamiento en nuestros corazones, quiso salir al paso de este inconveniente instituyendo el augusto sacramento donde él se encuentra real y substancialmente como está en el cielo».
Usando un evento ordinario y cotidiano como es compartir comida y bebida, Jesús nos dio una manera de establecer una nueva relación con él.
Pero no fue solo algo entre nosotros y Jesús. Al decir «haz esto en memoria mía», nos recordó que todos somos sus hermanos y hermanas. Debemos lavarnos los pies unos a otros en Su memoria. Al lavarnos los pies descubrimos que Jesús todavía está presente entre nosotros, oculto a plena vista. Aprendemos a ver las cosas sacramentalmente. Vemos que la realidad es mucho más de lo que parece.
«¡Su amor, inventivo hasta el infinito, no cesa de sorprendernos hoy, aquí y ahora!»
Los discípulos se vieron sorprendidos por Jesús en los eventos ordinarios de sus vidas: la pesca, la unción, la comida. Fue en la persona del «jardinero» que María se encontró con Jesús. Fue en la fracción del pan que los apóstoles se dieron cuenta de que todavía estaba entre ellos.
¡Debemos dejarnos sorprender por su amor inventivo hoy, aquí y ahora! Pensar «eucarísticamente» significa ver más profundamente en los eventos de nuestras vidas. Me extenderé en esto en la próxima meditación.
Por ahora, debo admitir que nunca vi la conexión que estaba oculta a plena vista. En la Eucaristía, para aquellos que creen que la vida se transforma, que no termina.
0 comentarios