En los últimos 20 años, se ha producido una transformación significativa en la forma en que entendemos nuestro carisma. Durante este período, dos nuevos elementos se han convertido en una parte integral de nuestro lenguaje colectivo: la Colaboración como Familia Vicenciana y el Cambio Sistémico. Estos dos conceptos reflejan el mejor espíritu de nuestros fundadores para que nosotros enfrentemos los desafíos de nuestro mundo de hoy. Estos conceptos están ganando poco a poco espacio en nuestro imaginario colectivo, en la forma en que oramos y reflexionamos y también en nuestra vida comunitaria y nuestra acción pastoral.

Este año, en un renovado espíritu de colaboración, los miembros de las ramas de la actual Familia Vicenciana, presentes en la ONU, nos reunimos para imaginar una colaboración eficaz que refleje la forma en que queremos estar presentes y trabajar en este foro mundial, siempre respetando los mandatos individuales y la identidad de las organizaciones que representamos. ¿Quiénes estamos representando a la familia en este importante foro mundial?

Las Hijas de la Caridad están representadas en la ONU por Sor Catherine Prendergast y Sor Margaret O’Dwyer y, además, Sor Monique Javouhey las representa en el Consejo de los Derechos Humanos. Sor Teresa Kotturan, SCL, representa a la Federación de las Hermanas de la Caridad; el señor Ed Keane, a la Sociedad de San Vicente de Paúl; la señora Natalie Boone, a la Asociación Internacional de Caridades y el Padre Guillermo Campuzano, CM, a la Congregación de la Misión. Recientemente le hemos pedido al padre Joe Foley, CM, que asesore este trabajo.

Compartimos con ustedes nuestros sueños comunes:

MISIÓN: La Familia Vicenciana es una familia global, fundada en una intuición carismática primaria: «toda historia humana tiene dignidad”. Hemos elegido colaborar en nuestro ministerio en las Naciones Unidas, respetando nuestras identidades y mandatos individuales, para liberar el poder que hay en la colaboración, la abogacía común y las múltiples posibilidades y desafíos que tenemos como familia. Como la voz unida de la Familia Vicenciana en las Naciones Unidas, abogamos por y buscamos el empoderamiento de nuestros hermanos y hermanas heridos en los márgenes sociales y económicos de la historia, de los excluidos y de nuestra Madre Tierra.

VISIÓN: La Familia Vicenciana en las Naciones Unidas está comprometida con un mundo en el que se salvaguarde el desarrollo integral de la persona humana. Promovemos un mundo de medios de vida sostenibles, de justicia económica, de inclusión social y de protección del medio ambiente, en particular para los más vulnerables y excluidos, de modo que se respete la dignidad de cada persona y la dignidad de la vida en general. Abrazamos el marco de los derechos humanos para garantizar que todas las personas puedan vivir en un mundo de paz, justicia y seguridad.

PRIORIDADES:

• Compartir esfuerzos e información crítica en torno a problemas locales y globales, en colaboración con otras organizaciones que comparten nuestros valores.
• Traer a las Naciones Unidas las voces de los más vulnerables y de aquellos con quienes trabajamos en nuestra Familia Vicenciana, y llevar las preocupaciones globales de la ONU a nuestros miembros, de manera que haya una mutua retroalimentación, en miras a encontrar soluciones comunes y eficaces a los problemas de hoy.
• Crear conciencia y educar a la Familia Vicenciana para incidir en los niveles de locales, nacionales y mundiales.
• Asegurarnos de que el acento de la Familia Vicenciana esté en la formulación de políticas en torno a la inclusión social, la justicia económica y el cuidado del medio ambiente.
• Promover una perspectiva de Cambio Sistémico entre los miembros de la Familia Vicenciana, a todos los niveles.
• Abordar todos estos temas desde la perspectiva de la ética y la moral integrales, que incluye, no solo los derechos, sino también las responsabilidades humanas, pero sobre todo la dignidad personal como vanguardia de toda nuestra acción.