El programa “Amigos Para Siempre” (en Honduras) cumple 25 años
El Programa “Amigos Para Siempre” (APS), de la Asociación de Padres Paulinos (Congregación de la Misión) en Honduras, cumple 25 años de atención a la problemática social de los niños y niñas de los barrios Cabañas, Suncery, Tepeaca, Fernández Guzmán y Medina, de esta ciudad.
Desde 1991 a la fecha actual, un total de 16.609 niños y niñas han formado parte de este programa, que tiene por objetivo llevar a cabo acciones socio-educativas con los menores, sus familias y escuelas, que permitan el desarrollo integral de individuo, previniendo el consumo de alcohol, las drogas y su ingreso en el mundo de la delincuencia y de la explotación sexual.
La consigna de quienes forman parte de “Amigos Para Siempre” es: “Yo vivo sano y feliz, digo no a las drogas”. Esta consigna se transmite en los siete centros educativos ubicados en el área de influencia del programa.
Así lo dieron a conocer, el sábado día 23 del pasado mes de enero de este año 2016, los representantes de la Asociación de Padres Paulinos y miembros de su programa “Amigos Para Siempre”, en la conferencia de prensa en la que participaron: el P. Enrique Alagarda, C. M., el P. José Vicente Nacher, C. M., el Sr. Héctor Mejía, Presidente de la Junta Directiva de APS y la Sra. Guadalupe Mejía, Directora de este programa.
En dicha rueda de prensa, los cuatro participantes destacaron la importancia del programa, el camino recorrido, la forma de trabajar, el futuro esperanzador… Merece la pena subrayar dos ideas fundamentales que englobaron todas las intervenciones:
- “Creemos fundamentalmente en trabajar desde el paso previo a la intervención y atención al niño en situación de riesgo. Prevenir, evitar, crear cauces alternativos es el único modo de lograr que esta realidad desaparezca”.
- “El tratamiento y la intervención, son importantes; pero la prevención es urgente e indispensable”.
“Amigos Para Siempre” tiene su sede en el Barrio Suncery, donde es más conocido como “la canchita”, por ser éste un espacio seguro en el que los niños de la zona pueden desarrollar actividades recreativas y contar con el apoyo necesario para estudiar y fortalecer sus valores.
El programa busca ocupar el tiempo libre de los niños fomentando la práctica de valores humanos, desarrollando habilidades manuales, artísticas y deportivas; fortaleciendo la inserción escolar, reforzamiento escolar y brindando un seguimiento personal a sus beneficiarios.
Con su labor, “Amigos Para Siempre” busca contribuir a mejorar la calidad de vida de los niños y niñas que, por sus características económicas, sociales, familiares y culturales, se encuentran en situación de vulnerabilidad.
A continuación, os dejamos del P. Enrique Alagarda, C. M., actualmente Visitador de la Provincia de Barcelona, donde hace un recordatorio emocionado de sus recuerdos y vivencias en torno a “Amigos Para Siempre”.
Fuente: http://misionerospaules.org/
“Amigos para siempre”: Recuerdos del P. Enrique Alagarda, C. M.
Permítanme presentarme. Actualmente, soy el Visitador Provincial de la Provincia de Barcelona, de los Misioneros Paúles o Vicentinos. Da la casualidad de que los 25 años de “Amigos Para Siempre”, coinciden también con mis 25 años de la llegada a Honduras, destinado como Vicario de la Parroquia San José.
Allí fui testigo y humilde colaborador de la valiente decisión del entonces párroco, actualmente Mons. Luis Solé, Obispo de Trujillo, de iniciar el Programa “Amigos Para Siempre”, prácticamente desde la nada. Más adelante, me tocó a mí ponerme al frente de esta tarea, como responsable directo de la Asociación de Padres Paulinos para este Proyecto. Durante un par de años pude acompañar todos los trabajos, reuniones de la Junta Directiva, gestiones…, en fin, toda la vida del Programa.
Cuando fui destinado a La Moskitia, en 1996, tuve la suerte de ser beneficiario del Programa “Amigos Para Siempre”, ya que organizamos una bonita campaña contra el consumo de drogas en Barra Patuca; y, más adelante, cuando el problema de la niñez se agudizó en Puerto Lempira, fue Sor Lorena Miranda, una Hija de la Caridad, que durante años había trabajado en “Amigos Para Siempre”, la que dio vida a un nuevo programa: Raya Pawanka, Brotes Nuevos, que, podemos afirmar, fue un brote de “Amigos Para Siempre”, ya que en sus inicios contó con el acompañamiento y asesoramiento de los responsables de este programa.
Por último, ahora me toca acompañar “Amigos Para Siempre” desde lejos, como último responsable, como Visitador Provincial. Pero no puedo evitar que, cada vez que visito o me llegan informaciones del Programa, me vengan a la mente multitud de recuerdos.
Los inicios de “Amigos Para Siempre” no fueron fáciles, ni en muchos casos agradables:
- Recuerdo los rostros cansados, sudados, quemados por el sol y llenos de polvo de la calle de Virginia, Guadalupe… y de los primeros educadores.
- Recuerdo a Doña Lita, la primera tesorera de “Amigos Para Siempre”, entrando conmigo al presidio de La Ceiba, para intentar convencer a uno de los reos, para que nos vendiera a un precio asequible un solar que tenía en Suncery.
- Recuerdo a los educadores y niños haciendo zanjas en el terreno de “Amigos Para Siempre”, intentando sacar el agua que allí se acumulaba, porque el pequeño terreno, con una casita de madera en medio, era todo él un lodazal impracticable.
- Recuerdo a los dos primeros educadores, detenidos en la Posta Policial porque la Policía los confundió con secuestradores de niños, cuando hacían juegos en la calle con los niños del barrio.
- Recuerdo las visitas a las familias de los niños, en las cuarterías, viviendo situaciones humanas al límite, que encogerían el corazón más duro.
- Recuerdo el miedo a llegar a “fin de mes”, porque no había dinero para pagar; bueno, este miedo no ha desaparecido del todo, sigue siendo una realidad.
Pero, en honor a la verdad, al lado de estos recuerdos, también vienen a mi mente recuerdos de índole muy diferente:
- Recuerdo los rostros de muchas personas comunes y corrientes, como los que hoy estamos aquí sentados; personas trabajadoras, honestas y solidarias, que pusieron sus capacidades y sus recursos materiales al servicio del Programa “Amigos Para Siempre”, porque creían en él.
- Recuerdo los rostros de los niños y niñas saliendo por primera vez en su vida de “paseo” en el busito de “Amigos Para Siempre”.
- Recuerdo la alegría que sentí en mi interior al ver terminado el edificio actual del Programa, al que todos llamamos cariñosamente “La Canchita”, en honor a sus orígenes, aunque actualmente sea mucho más que una canchita.
- Recuerdo las campañas de limpieza de basura del barrio, capaces de movilizar a niños, vecinos, municipalidad, voluntarios…, dando un rostro mucho más digno al barrio.
- Recuerdo el monitoreo que nos realizó UNICEF, porque lo consideraron un programa modelo en prevención, con la intención de copiarlo y reproducirlos en otros países.
- Recuerdo cómo el programa fue extendiendo sus actividades desde Suncery hacia la Tepeaca-Fernández Guzmán, Cabañas, Medina… y otros lugares puntualmente. Pocos han hecho más con menos.
Sé que he hecho una reseña atípica, pero todos estos recuerdos forman parte de una historia. No la he contado cronológicamente, pero, a partir de ellos, ustedes pueden componerla en sus mentes y en sus cuadernos.
Lo que sí puedo decirles, y con esto termino, es que si hoy estamos celebrando los 25 años de “Amigos Para Siempre”, no es fruto de la casualidad; se debe a que es un programa que en su fin y en su esencia es VICENTINO; o sea, impregnado del espíritu de San Vicente de Paúl, fundador de los Misioneros Vicentinos. No es casualidad tampoco que San Vicente sea el patrono universal de la “caridad organizada”.
“Amigos Para Siempre” es fruto de la caridad organizada:
- Fruto del trabajo de estudio, fundamentación sociológica, sicológica, pedagógica… que se hizo en los inicios del programa. “Amigos Para Siempre” no se inició sólo con el corazón, se puso en él la inteligencia de muchas personas.
- Fruto de un arduo trabajo organizativo realizado a través de los años y concretado en una Junta, en un Estatuto de funcionamiento, en documentación de actividades, en evaluaciones periódicas…
Por todo ello, reitero, si “Amigos Para Siempre” sigue vivo 25 años después, no es fruto de la casualidad, sino de un estilo de ejercer la caridad, siguiendo a Cristo evangelizador y servidor de los pobres.
Enrique Alagarda, C. M.
Visitador de la Provincia de Barcelona
Congregación de la Misión
Cuantos recuerdos evocados al leer este artículo. Fui educador de calle a inicios del programa en el Barrio Suncery en 1993, de hecho soy uno de los educadores detenidos en la posta y casi linchado por una turba producto del caos colectivo generado por la falsa noticia de los roba niños junto a mi amiga Belen Erkoreka.
Me regocijo al ver cuanto se ha avanzado, cuanta alegría ha llevado el programa en todos estos años y como el espíritu Vicentino sigue alimentando el motor de todos y todas las personas que creemos en que los cambios y el amor de Jesucristo pueden llegar hasta los sitios menos pensados. Saludos a Lupe, a Virginia Alfaro, a Cristina y al Padre Enrique.