Cómo el agua potable transforma vidas en Kenia
Las Hermanas de la Caridad de Nazaret encabezan un proyecto transformador para suministrar agua potable y hacer frente a la grave sequía agravada por el cambio climático. Sus esfuerzos, arraigados en la compasión y la fe, no sólo pretenden paliar la escasez inmediata de agua, sino también abordar retos más amplios como la educación y la atención sanitaria. Esta iniciativa forma parte del comienzo de su misión de apoyar y elevar a las comunidades marginadas de Kenia, prometiendo un futuro de esperanza y resiliencia.
En Marereni (Kenia) se está produciendo una importante transformación que marca un nuevo capítulo para la comunidad. Iniciado por las Hermanas de la Caridad de Nazaret, este cambio va más allá del simple suministro de agua limpia; encarna un profundo compromiso con el cuidado de los demás, impulsado por la misión y la fe de las Hermanas. Este esfuerzo demuestra el poder de la compasión y el trabajo en equipo. Además, marca el inicio del itinerario continuo de las Hermanas en Kenia, que promete nuevos cambios positivos.
A veces, en Kenia y en toda África Oriental, la sequía severa puede hacer la vida muy difícil. El cambio climático ha contribuido a empeorarla. Científicos del clima de todo el mundo, conocidos como World Weather Attribution, investigaron cómo afecta el cambio climático a la sequía en esta zona. Su investigación demostró que las acciones humanas que cambian el clima han aumentado la probabilidad de que se produzcan sequías y las han hecho más difíciles de soportar. El cambio climático favorece la falta de lluvias en la región, haciendo que la sequía más reciente sea inusualmente dura.
Examinando los registros meteorológicos y utilizando modelos informáticos para analizar los patrones climáticos desde el siglo XIX, los científicos descubrieron los cambios. Descubrieron que la estación en la que solía llover mucho, de marzo a mayo, empezó a llover menos. Mientras tanto, la estación que solía tener menos lluvia, de octubre a diciembre, empezó a recibir más. También observaron que, debido al aumento de las temperaturas, se evaporaba más agua del suelo y de las plantas, lo que agravaba la sequía.
El agua subterránea de Marereni tiene un alto contenido en sal, lo que la hace no apta para el consumo. El suministro local de agua se enfrenta a problemas como una presión inadecuada, lo que deja a estas aldeas insuficientemente abastecidas. Entre los afectados por los problemas relacionados con el agua se encuentran los más de 200 alumnos del Colegio San Francisco de Asís, que a veces pasan días en la escuela sin una gota de agua.
Laudato Si, la encíclica del papa Francisco, nos insta a ver la Tierra como un hogar compartido que requiere nuestro respeto y cuidado. Enseña que la degradación medioambiental perjudica más a los más pobres y aboga por un enfoque unitario para proteger nuestro planeta, haciendo hincapié en el deber moral de actuar por el bien de las generaciones futuras.
En Kenia, el agua limpia es vital para las familias que crían ganado. Más allá de la bebida y la jardinería, el agua favorece la salud y el crecimiento de pollos, cabras, ovejas y vacas. Este recurso esencial garantiza la hidratación de los animales, ayuda a su alimentación y mantiene la higiene, lo que repercute directamente en la productividad ganadera y los medios de subsistencia de las familias.
Durante el último monzón, las Hermanas de la Caridad de Nazaret ejercieron un impacto significativo en la comunidad al instalar un depósito de agua de lluvia. Esto no sólo les permitió recoger y almacenar el agua de lluvia, sino también compartir el excedente con sus vecinos. Con este preciado recurso, ellos y sus vecinos pudieron regar partes de sus tierras, cultivar hortalizas y plantar árboles frutales, lo que de otro modo habría sido imposible debido a la escasez de agua.
Este gesto de solidaridad fue más allá del simple suministro de agua. Fomentó un mayor sentido de comunidad y solidaridad. Al distribuir tanto el agua como los frutos de su trabajo, las hermanas SCN ayudaron a alimentar a su comunidad en más de un sentido, sobre todo ayudando a los más necesitados.
Ahora, las Hermanas están ampliando el proyecto y empezarán a instalar sistemas de recogida de agua en la aldea de Marereni, que ha afrontado muchos problemas. El acceso al agua potable era un sueño para muchos, con aguas subterráneas saladas y lluvias poco constantes. Los niños de escuelas como la de San Francisco de Asís solían pasar sed y las familias no podían cultivar sus propios alimentos. A veces, la situación parecía sombría, con el ciclo de escasez de agua, la dura sequía reciente y la escasez afectando a todos los aspectos de la vida.
Las Hermanas de la Caridad de Nazaret identificaron la necesidad crítica de un mayor acceso al agua potable. Vieron que recogiendo el agua de lluvia a través de tanques podían tener un impacto inmediato y duradero. Con generosas donaciones y espíritu de resiliencia, colaboran para instalar tanques en lugares estratégicos, garantizando que la escuela, su residencia y varios hogares puedan recoger y almacenar agua de lluvia. La iniciativa está llevando alivio y alegría a la comunidad, ya que pronto los niños podrán volver a tener un huerto.
Las Hermanas consideran que este proyecto es sólo el principio de su misión en Kenia. Apenas han empezado a dejar su huella en la ayuda a los oprimidos y marginados. El proyecto del agua, aunque será un logro significativo, forma parte de una visión más amplia para elevar y apoyar a la comunidad de la forma que las Hermanas han venido demostrando durante más de 200 años. Las Hermanas tienen previsto abordar otras necesidades acuciantes, como la educación, la atención sanitaria y el desarrollo económico, para empoderar a la población de Marereni y de otros lugares.
A medida que las Hermanas prosiguen su labor, invitan a otros a unirse a ellas en esta misión de compasión y cambio. El camino que tenemos por delante está lleno de retos, pero también de un inmenso potencial de transformación. La comunidad de Marereni, que pronto tendrá un mayor acceso al agua potable, es un símbolo de lo que se puede conseguir cuando los corazones y las manos se unen por una causa común.
Esta historia de cambio en Marereni no trata sólo de superar la escasez de agua, sino de sentar las bases de un futuro en el que todas las personas tengan la oportunidad de prosperar. Las Hermanas de la Caridad de Nazaret han comenzado su labor en Kenia, pero su visión va mucho más allá de los depósitos de agua. Están aquí para marcar una diferencia duradera, y esto es sólo el principio.
Con el apoyo de la comunidad internacional y el compromiso con su misión, las Hermanas están preparadas para seguir influyendo profundamente en la vida de los oprimidos y marginados de Kenia. El camino por recorrer es prometedor, y la historia de Marereni es un faro de lo que es posible cuando la compasión marca el rumbo.
Kacie Emmerson
Fuente: https://nazareth.org/
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