Entregar el cuerpo y derramar la sangre
Jesús da la mayor prueba de amor que se puede dar. Pues se digna él entregar su cuerpo y derramar su sangre por amor a nosostros.
Repartir mis bienes entre los pobres o aun entregar mi cuerpo a las llamas no siempre significa que yo amo. Es que esto lo podría hacer yo por motivo egoísta. Pero amar no tiene nada que ver con el egoísmo. Pues amar quiere decir buscar el bien del otro.
Los que aman no se ensimisman. Salen, más bien, de sí mismos y toman a los demás por valiosos o caros. Y cuantos valoran así a los demás no pueden menos que respetarlos. No se dejan de entregar tampoco a promover y confirmar el valor que ven en los demás.
Mas no nos ha resultado fácil a los humanos amar. Y esto lo dejan claro las polarizaciones de ayer y de hoy. Así que aún nos queda mucho por aprender de Jesús para que nos logremos amar los unos a los otros.
Él, sí, nos enseña a amar y a dejar de un lado nuestros intereses para buscar los de los demás. Y no nos enseña de palabra no más. Más bien, nos enseña de obra, sobre todo; nos da ejemplo para que hagamos lo que él.
Nos hemos de entregar a seguir y conocer a Jesús para que nos amemos los unos a los otros al igual que nos ama él.
Pero para aprender de él, claro, nos toca seguirle y convivir con él. Lograremos así saborear, ver y captar que él nos ama al igual que lo ama el Padre. Pues solo podremos amar si permanecemos en el amor de Dios que Jesús encarna. De verdad, esto, sí, es el amor: no en que amemos a Dios; más bien, en que él nos ama y nos da a su Hijo para contrarrestar nuestros pecados.
Y mientras seguimos a Jesús de cerca, él nos contagia su amor por todos nosotros. No, no le importa de qué raza, lengua, país, sexo seamos. Su amor nos impulsa luego a salir para buscar a los pobres y a los excluidos con amor eficaz (SV.ES XI:733-734). Y con compasión, por la que nosotros y ellos nos hacemos más humanos y de Cristo de verdad (SV.ES XI:561).
Señor Jesús, haz que nos logremos entregar a seguirte y conocerte, y aprendamos de ti a amarnos los unos a los otros al igual que nos amas tú hasta el fin. Danos tu Espíritu para que no nos desviemos del amor.
5 Mayo 2024
6º Domingo de Pascua (B)
Hech 10, 25-26. 34-35. 44-48; 1 Jn 4, 7-10; Jn 15, 9-17
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