Desde un punto de vista vicenciano: Un llanto en el silencio
De todos los cantos asociados a la Navidad, ¿hay alguno más conocido o cantado que «Noche de paz»? Creo que en todos los desfiles o espectáculos navideños a los que he asistido, esta canción pone fin a la celebración. Uno no puede imaginarse un álbum navideño que no contenga este clásico. Estoy seguro de que su popularidad se debe en parte a la belleza de la música, pero también a la conmovedora letra, que capta una escena y una experiencia.
Noche de paz, noche santa,
Todo está en calma, todo brilla.
Alrededor de la Virgen, madre e hijo,
Santo niño tan tierno y suave,
Duerme en paz celestial,
Duerme en paz celestial.
Sentimos la calma y la tranquilidad de la escena. El cielo nocturno y las estrellas forman parte de la imagen. Si eres como yo, te imaginas la noche despejada, tal vez un poco fresca, silenciosa y tranquila. Entonces, el llanto de un recién nacido rompe el silencio: Jesús ha nacido. En medio del poder silencioso, se oye el sonido de la vida. Y, nos llenamos de alegría.
Es el primer aliento de Jesús. Es el primero de tantos que tomará a lo largo de su vida. ¿Qué dice en este primer sonido? Permítanme sugerirles tres interpretaciones:
- Una Proclamación: Anuncia: «Estoy aquí. Dios está presente con su pueblo». El mundo ha cambiado para siempre. Jesús proclama esa verdad con su primer aliento. Acojamos esa buena noticia. ¡Dios está con nosotros!
- Una afirmación: Él declara: «Comparto tu vida». El aliento que le da vida también dará vida a sus hermanos y hermanas. Sus palabras llevadas en su aliento de vida traerán instrucción y consuelo. Pronunciará palabras que curen y perdonen y den alimento a los demás. Su vida será compartida con todo tipo de personas y continuará respirando hasta que exhale su último aliento en el Calvario.
- Una invitación: Él llama: «Venid a mí». Pastores y magos escucharán esa llamada en estas noches. Hombres y mujeres fieles de Israel le buscarán en las próximas semanas para ver el cumplimiento de las promesas divinas. Durante toda su vida, Jesús proclamará este mensaje tanto con sus palabras como con su comportamiento. Acudirán a él personas de toda condición y de todos los estratos sociales, especialmente los necesitados.
En esta noche silenciosa, en esta noche santa, escuchamos por primera vez la voz de Jesús, y con este lloro nos dice muchas cosas: Estoy con vosotros; comparto vuestra vida; venid a mí. Nuestro hermano ha venido de parte de nuestro Padre para hablarnos de su amor y de sus cuidados. En el silencio de la noche, oímos la vida prometida y proclamada. Nos reunimos con corazones llenos de alegría y alabamos agradecidos a nuestro Dios como una comunidad llena de fe. ¡Dios está con nosotros!
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