La hermana Miriam Ann Walter encuentra un objetivo y felicidad en un ministerio de sellos postales
La Hermana Miriam Ann, supervisando una colección de sellos en la Casa Madre de Nazaret, proporciona apoyo financiero para las misiones y un punto de encuentro para su comunidad.
NAZARETH, Ky. — En una tarde soleada, las ventanas de la Casa Madre de Nazaret permiten que la luz se derrame en una habitación donde un grupo de Hermanas están absortas en una actividad que está lejos de ser «celestial» en su origen, pero profundamente espiritual en su efecto. Dirigidas por la Hermana Miriam Ann Walter, las Hermanas clasifican meticulosamente una colección de sellos franqueados: abundan las banderas, los sellos conmemorativos y las variedades extranjeras. Hoy van a celebrar una «fiesta de recorte de sellos», un acto comunitario que combina el compañerismo con la misión.
«A ver quién recorta más sellos sin cortar una parte crucial», dice la hermana Miriam Ann, con los ojos brillantes tras las gafas. Orquesta esta intrincada operación con la gracia y el entusiasmo de una persona que tiene la mitad de su edad.
Cuando la Hermana Miriam Ann se trasladó a la Casa Madre de Nazaret hace años, sabía que las Hermanas tenían la costumbre de coleccionar sellos franqueados y venderlos a un coleccionista de sellos. Los ingresos generados por esta actividad siempre han servido para apoyar las diversas misiones de la Congregación en todo el mundo. Al descubrir una vacante en el ministerio de sellos poco después de su llegada, sintió una llamada. «Así es como me pasa a mí», dice riendo a carcajadas.
Un ministerio de pequeñas cosas, con gran impacto
Una vez que las Hermanas han clasificado y recortado los sellos, la Hermana Miriam Ann los empaqueta cuidadosamente en cajas, los sella y los lleva a un coleccionista de sellos que los pesa y envía un cheque. «Cuando recibo el cheque, lo abro y lo miro», explica. «Luego se lo llevo a la coordinadora de la Casa Madre, que lo examina. A partir de ahí, se envía a la Oficina de Promoción de Misiones».
La cantidad puede variar, pero a nadie se le escapa la importancia del esfuerzo. La Hermana Miriam Ann calcula que sólo el año pasado, el ministerio de sellos recaudó miles de dólares que se destinaron a diversos programas de ayuda, desde educación hasta iniciativas sanitarias en comunidades desfavorecidas.
Más que sólo sellos
Aunque el objetivo principal es recaudar fondos, la Hermana Miriam Ann considera que el ministerio es mucho más que una actividad transaccional. «Se trata de una comunidad», afirma. «Las fiestas de recorte de sellos no consisten sólo en preparar los sellos para la venta. Se trata de reunirse, compartir historias y estrechar lazos».
Esta reunión de mujeres con ideas afines, centrada en marcar la diferencia sello a sello, se convierte en un microcosmos de la misión más amplia: llevar alegría, unidad y plenitud espiritual a quienes las rodean.
La sabiduría de la edad
La Hermana Miriam Ann es la personificación de la vitalidad. Su alegría de vivir, su amor a Dios y a los demás y su energía sin límites inspiran a todos los que se cruzan en su camino. «No pienses en la edad como una limitación», dice, agitando unas tijeras para enfatizar. «Mírala como años de experiencia que puedes aportar a cualquier cosa que hagas».
Ha visto cambiar el mundo de innumerables maneras a lo largo de su vida, pero su compromiso con el servicio sigue siendo inquebrantable. «En todas las épocas hay una manera de hacer el bien, de contribuir. En esta era digital, ¿quién hubiera pensado que algo tan analógico como un sello podría seguir teniendo impacto?».
La Hermana Miriam Ann Walter sigue siendo un testimonio viviente de cómo el propósito no conoce edad y el amor no conoce fronteras. Y para cualquiera que visite la Casa Madre de Nazaret, ya sea para compartir una oración o para recortar un sello, ese mensaje llega alto y claro.
Fuente: https://nazareth.org/
0 comentarios