Tejiendo un futuro para las chicas de las zonas rurales de Bihar (India)
A sólo 40 kilómetros del bullicio de Patna, en las tranquilas orillas del río Ganges, existe un pueblo aparentemente insignificante. Sin embargo, una mirada más atenta revela una notable historia de transformación llevada a cabo por sor Sangeeta Bara y las Hermanas de la Caridad de Nazaret.
Para muchas mujeres jóvenes de aquí, la educación tradicional es un lujo fuera de su alcance, y sus vidas se consumen en la búsqueda incesante de la supervivencia diaria. Pero sor Sangeeta cree en un destino diferente para ellas. A través de su fe y su vocación, ofrece a estas mujeres un salvavidas: un programa de corte y confección que las dota de valiosas habilidades, confianza y una oportunidad para un futuro más esperanzado.
A través de este programa, niñas de entornos desfavorecidos aprenden a coser bolsos y vestidos, lo que les permite ganarse la vida y ofrecer a sus familias un rayo de esperanza. Son incansables y dedicadas, y transforman el ritmo de sus máquinas de coser en una sinfonía de empoderamiento.
Una de ellas es Soni, una joven decidida que hace poco vendió una blusa que había confeccionado a un cliente de un pueblo vecino. Era sólo una prenda, pero representaba mucho más: encarnaba su nueva confianza en sí misma, su independencia y un paso hacia la autosuficiencia económica.
«Apenas estoy comenzando —dice Soni, con el rostro iluminado ante la perspectiva de lo que le depara el futuro—. Pero tengo grandes sueños».
Este programa de corte y confección es un ejemplo del trabajo social en su forma más efectiva. Nació de la creencia de sor Sangeeta en el poder de dotar a las personas de habilidades que no sólo las empoderen, sino que también transformen sus comunidades.
«Experimento mucha alegría al presenciar el viaje de estas jóvenes —dijo sor Sangeeta—. Su valentía, su determinación… es una lección de humildad. La oportunidad de caminar con ellas a través de sus luchas y triunfos es el mayor privilegio de mi vida».
El programa, que estuvo en pausa durante un tiempo, se está ampliando más allá de la sastrería. Se está convirtiendo en una iniciativa educativa más amplia para niños que necesitan estudios de recuperación, preparándolos para matricularse en escuelas públicas.
Lo que está ocurriendo aquí, a orillas del Ganges, no es sólo la enseñanza de un oficio. Consiste en dotar a estas niñas de autoestima y autonomía. Consiste en ofrecerles oportunidades para romper el círculo de la pobreza. Consiste en crear corrientes de cambio que puedan transformar no sólo a las personas, sino a comunidades enteras.
«Dondequiera que las Hermanas de la Caridad de Nazaret sean capaces de ofrecer ayuda a estas muchachas —dice la Hermana Sangeeta—, yo quiero participar».
La historia de la Hermana Sangeeta, Soni y las muchas jóvenes cuyas vidas se están reformando aquí no consiste sólo en coser telas. Se trata de tejer la tela de una sociedad en la que todas las muchachas, por pobres o incultas que sean, puedan labrarse un futuro mejor para sí mismas, sus familias y su comunidad.
Fuente: https://nazareth.org/
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