Sor Anna Cantalupo, HC, declarada venerable
El 22 de junio, el papa Francisco ha declarado venerable a sor Anna Cantalupo, Hija de la Caridad, al mismo tiempo que declaraba venerable sor Lucía dos Santos, una de las tres «niñas pastoras» que fueron testigos de las apariciones de Fátima.
Sor Anna nació en Nápoles, el 3 de septiembre de 1888, y fue bautizada por un tío suyo sacerdote, con el nombre de Pía.
El 31 de mayo de 1902 decide consagrarse a Dios y pronto comienza su formación con las Hijas de la Caridad en Nápoles y más adelante en París. En la noche de Navidad de 1913 pronunció sus votos con gran fervor, lo que acrecentó su capacidad de entrega plena y gozosa. Sor Caterina, su primer nombre de religión, se pone a trabajar en Nápoles con su entusiasmo habitual y mucho amor. No pone límites a la donación, al trabajo y a la práctica de la virtud.
En diciembre de 1919 llega a Catania y comienza su trabajo de «ayudar a los pobres en casa». Sor Cantalupo se llama entonces Sor Anna (porque era costumbre entre las hijas de la Caridad cambiar de nombre en cada destino). Con entusiasmo comienza a organizar las colonias, la distribución de medicinas, ropa y calzado a las familias, con su sentido de organización enriquecido por la caridad, el respeto y la cordialidad vicenciana.
En la Casa della Carità y en la ciudad su entrega a los pobres es constante, y se la ve caminando por la ciudad en busca de las personas en dificultad.
Ella hace suyos todos los sufrimientos de sus hermanos con auténtico corazón de hija de la caridad, tendiendo la mano a las almas para consolarlas, dándoles esperanza y conduciéndolas a Dios. La Gloria de Dios, la Voluntad de Dios, esos eran su constante propósito.
Acoge a los pobres, a los necesitados, a los veteranos de guerra, a los marginados en los oficios más humildes —como los sordomudos limpiabotas en Piazza Stesicoro—, a los que también acerca a la Iglesia. Varios sacerdotes también reciben su apoyo.
En 1958, la ciudad de Catania demostró su gratitud a la «Madre de los Pobres» concediéndole la ciudadanía de honor con la «aclamación unánime» del Ayuntamiento.
En la madrugada del 17 de marzo de 1983 entra en coma para despertar en la eternidad. Descansa en un sarcófago sencillo en la Casa della Carità en Catania. La Eucaristía y la devoción a la Virgen apoyaron la obra caritativa de sor Anna, la humilde pero ejemplar líder de las Hijas de la Caridad en Catania.
La «fama de santidad» está viva sobre todo en Catania, donde la Hija de la Caridad se ha convertido en un punto de referencia para todas las actividades caritativas y catequísticas.
El proceso de beatificación de sor Anna está en marcha: la Investigación Diocesana se abrió el 27 de octubre de 1997 y se cerró el 22 de abril de 2008. La causa de la Sierva de Dios sor Anna Cantalupo continúa ahora en la Congregación para las Causas de los Santos en el Vaticano.
P. Vincenzo Di Blasio
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