En el Líbano, mantener el barco a flote
Queridos amigos:
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que os di noticias de este pequeño barco sacudido por las furiosas olas de la crisis libanesa, que es nuestro hospital de Bhannes.
Desde el año pasado, la situación no ha hecho más que empeorar a todos los niveles. El país va a la deriva sin que nadie lleve el timón.
Así que, a nuestra sencilla manera, intentamos suplir esta ausencia mortal luchando contra viento y marea para seguir ofreciendo una buena calidad de acogida y de cuidados a todas las personas que acuden a nuestro centro.
A lo largo de este año, la devaluación de la moneda libanesa no ha hecho más que multiplicarse y hoy estamos a 87.000 LBP por dólar mientras que hace un año todavía estaba a 20.000 LBP por dólar, ¡y cada día baja más! Por supuesto, los precios de todos los materiales comunes se han disparado y se revisan al alza con cada subida del dólar. Todo se ha vuelto inasequible: el pan, el agua; la electricidad, la gasolina, todos los alimentos básicos, los pañales y la leche infantil están fuera del alcance de muchas familias, etc, etc…
La atención sanitaria se ha vuelto inasequible para el 85% de la población porque el seguro médico exige el pago en dólares, mientras que la gente no tiene ninguno, pues sigue cobrando su sueldo en libras libanesas. La mayoría de los productos farmacéuticos y paramédicos son importados, por lo que, cuando se encuentran, están carísimos. Además, la corrupción afecta a todas las clases de la población, los productos y diversos alimentos, así como el combustible, se guardan para subir los precios…
Incluso los bancos toman como rehén a la población declarándose en huelga indefinida.
La calidad de vida cae en picado y, en consecuencia, se intensifica la hemorragia de jóvenes y personas cualificadas, cada una de las cuales espera encontrar la posibilidad de labrarse un futuro en otra parte.
En medio de estas increíbles circunstancias intentamos resistir, pero nos vemos duramente golpeados por esta crisis y, sobre todo, por la partida masiva de nuestro personal cualificado hacia otros horizontes.
Como somos el único hospital de esta región montañosa, tenemos muchos pacientes, pero desgraciadamente no puedo acogerlos a todos porque me falta personal, e incluso he tenido que cerrar 2 departamentos y reducir el volumen de actividad de otros 3.
Como estamos en los extrarradios, necesitamos gasolina para llegar y nuestro personal suele venir de lejos. Es una dificultad añadida para contratar aunque les paguemos la diferencia de kilometraje con respecto al precio oficial del desplazamiento.
A pesar de todo y con el apoyo de tantos de vosotros y una enorme confianza en la Providencia, conseguimos mantener el rumbo y mirar hacia el futuro. Por ejemplo, estamos rehabilitando gran parte de la tierra cultivable para poder disfrutar de verduras y frutas ecológicas frescas directamente del huerto al consumidor.
Hemos podido volver a poner en marcha el gallinero y nuestro centenar de gallinas empieza a darnos buenos huevos frescos. En cuanto a las vacas, están creciendo bien y multiplicándose, lo que me permite producir más leche y productos lácteos para todos nuestros pacientes, nuestro personal y la gente del pueblo que viene a comprarnos, porque es más barata y más fresca que en los supermercados. Gracias al gran apoyo de las Hijas de la Caridad, hemos podido instalar energía fotovoltaica, lo que nos permite ahorrar mucho combustible, dinero que podemos revertir en los sueldos de nuestro personal.
También hemos empezado a restaurar una de nuestras casas para alojar a nuestro personal que viene de lejos. De hecho, fuera del propio centro, tenemos cinco edificios que datan de los inicios del sanatorio, es decir, de hace más de cien años, en los que se alojan familias, al menos una de las cuales trabaja para nosotros. Todavía quedan varios pisos por renovar para que puedan ser realmente habitables. Sigo contando con la Providencia para ello.
Gracias a algunas donaciones, también hemos podido sustituir dos generadores que se habían estropeado.
Aquí tenemos que utilizarlos 23 horas al día, porque sólo recibimos electricidad pública durante una hora al día. Así que necesitamos varios generadores para alimentar los distintos edificios.
Todos los meses intento también, gracias al apoyo este año de la Misión Pontificia, mejorar el salario y las condiciones de vida y de trabajo de todo el personal. Pero la vida aumenta a tal ritmo que no podemos seguir el ritmo de la diferencia real.
Por supuesto, para mantener en el corazón de todos esa Esperanza que tanto necesitamos, hemos revitalizado la dimensión espiritual de nuestra vida, de nuestra misión y de nuestra razón de ser. Regularmente se llevan a cabo actividades espirituales de diversa índole, tanto para el personal como para los enfermos, sobre todo durante los momentos álgidos del año. Al fin y al cabo, es ÉL, Nuestro Señor, la fuente de nuestra vida, de nuestra energía y de nuestro compromiso. Y afortunadamente Él está aquí, aunque a veces tengamos la impresión de que duerme como en la barca de los apóstoles en el lago de Galilea.
Mi objetivo y mi esperanza es poder mantener este barco a flote para que todas las personas que obtienen sus ingresos de él puedan seguir viviendo decentemente y para que los enfermos de la región no tengan que viajar una hora para llegar al hospital.
Estamos intentando poner en marcha todas nuestras capacidades y potencial, pero sólo puedo hacerlo contando con vosotros.
¡Gracias por la paciencia que habéis demostrado al leerme hasta el final! ¡Que Dios os guarde y os bendiga!
Sor Elisabeth Noirot HC
(Para apoyar el hospital de sor Elisabeth visite a su proyecto que actualmente está siendo financiado).
Fuente: https://www.projets-rosalie.com/
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