Auténtico espíritu comunitario en todas nuestras obras apostólicas, para que nos apoyemos en nuestra vocación común.

Espíritu comunitario y vocación van inevitablemente unidas. La vocación es una llamada  a la que podemos responder con un SI o un NO. Y el Espíritu nos mueve, nos impulsa, nos da la fuerza para que la respuesta sea afirmativa. Pero del mismo modo que la persona tiene diferentes dimensiones que desarrollar a lo largo de su vida, la llamada a una vocación concreta y la fuerza del Espíritu no crecen sin el amparo y el desafío de una Comunidad.

Porque la Comunidad, entendida como el conjunto de personas con las que caminamos hacia un mismo objetivo, nos ampara, nos da seguridad, nos ofrece un lugar a donde pertenecer pero a la vez nos desafía a compartir nuestros dones, a aceptar la corrección fraterna, a revisar continuamente nuestras virtudes, a perdonar y sobre todo a salir al encuentro del prójimo al que hemos descubierto como hermano.

¿Cuál es el objetivo de un vicenciano? Encontrarnos con Dios en el Servicio a aquel que más lo necesita. Pero ser vicenciano, es una vocación comunitaria. Los vicencianos somos una enorme familia formada por muchas ramas y asociaciones a la luz de un único carisma. Y nuestras tareas no tienen una finalidad individual, sino que todas y cada una de ellas conforman una tarea universal, desde el mismo momento en que la entendimos como la labor que desarrolla en el mundo la dimensión misionera de la Iglesia. Porque somos misioneros, dispuestos a salir y anunciar el Evangelio en todos los rincones del mundo. Con nuestra voz, con nuestras manos, con cada uno de nuestros pasos…

Los Misevis formamos y nos sentimos parte de una Comunidad, aunque no compartamos un espacio físico. El equipo de Misevi Internacional, comunidad a la que pertenezco desde hace casi tres años,  está formada personas que hacen latir mi corazón al ritmo de lo que ocurre en Venezuela, en Colombia, en Eritrea, en Irlanda, en EEUU, en el Líbano, en Eslovenia y por supuesto en España. Y juntos sentimos que nuestra Misión está allí donde hay un Misevi. Acompañar, apoyar, formar, cuidar, unir en oración a todos los Misevis del mundo y por extensión a todos los vicencianos, son parte de nuestra Misión como equipo. Pero sin duda,  la Misión más importante, aquella que se ha convertido en nuestra verdadera labor apostólica, es AMAR infinitamente y servir a aquellos a los que San Vicente nos señaló como nuestros amos y señores.

Monica (en el extremo derecho de la imagen), con parte de la delegación española que acudió a Roma con motivo del aniversario.