Difundir la increíble Buena Nueva
Un Salvador se nos ha nacido: el Mesías, el Señor. Es la increíble Buena Nueva que trae el ángel. Ella se ha de difundir, que es para todo el pueblo.
No se deja de difundir el decreto de que se haga un censo. Es por eso que los de la casa y familia de David afluyen a Belén.
Y allí nace un niño. Su madre le envuelve en pañales, es decir, de forma común, la que no se puede sino difundir por casi todas partes. Luego, lo acuesta ella en un pesebre. Pues no tienen sitio en la posada.
La Buena Nueva es difícil de creer. ¿Es difícil de difundir también?
Ese nacimiento, según el ángel que lo anuncia, es la Buena Nueva, la alegría para todo el pueblo. Pues es el nacimiento del Mesías, el Señor. Pero, ¿no nos suena increíble lo que dice el ángel debido a las humildes circunstancias del nacimiento del niño?
¿Quién pensaría que pueda ser el Salvador el niño que está en las afueras juntos con sus padres? Sí, dice el profeta Miqueas que de Belén saldrá un jefe que será el pastor de Israel. Pero, ¿a quien se le ocurre que nazca él en un lugar para animales y tenga por cuna un pesebre?
Y aunque todo parece increíble, aún se nos exhorta a creer. Y se insiste en lo difícil de creer, que esto les servirá de señal a los pastores.
De verdad, nada hay que no pueda hacer Dios. Por su voluntad, se hace carne el Verbo. Y por el Verbo, nos habla Dios en esta etapa final y el Infinito extiende la mano a los seres finitos.
Y tiene Dios a bien revelar a los pastores lo que esconde a los dirigentes del pueblo. Les da también a los pastores la tarea de anunciar la paz y de difundir la Buena Nueva. Contribuirán, entonces, a que los demás se admiren de ella, y la conserven y la mediten en sus corazones. A que vean una luz grande los que caminan en tinieblas. Y a que oigan todo el mundo al que proclama: «Mira a tu Salvador que llega».
¿Creemos nosotros de verdad la Buena Nueva que es difícil de creer y la procuramos difundir? Requiere esto que acojamos al Salvador del mundo como anonadado bajo la forma de un niño (SV.ES VI:144). Y le pidamos que nos lleve tras él en su humillación.
Señor Jesús, por medio de ti se nos ha aparecido la gracia, la bondad, el amor de Dios. Ayúdanos a difundir esta Buena Nueva. En el pesebre, nos das a entender que tú te entregas como nuestra comida y nuestra bebida. Que así nos entreguemos también nosotros por los demás.
25 Diciembre 2020
Natividad del Senor
Noche: Is 9, 1-6; Tit 2, 11-14; Lc 2, 1-14 * Aurora: Is 62, 11-12; Tit 3, 4-7; Lc 2, 15-20 * Día: Is 52, 7-10; Heb 1, 1-6; Jn 1, 1-18
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