Al servicio de las personas sin hogar
En 2010, año del 350 aniversario de la muerte de los Fundadores, la Provincia de Curitiba (Brasil) comenzó un proyecto con Personas sin hogar. Esta realidad desafía directa y diariamente nuestro Carisma: servir a los pobres más pobres con humildad, sencillez y caridad. La Casa de Acogida de San José es un espacio creado para acoger a esta población, que nos enseña a vivir el pasaje del Evangelio de una manera radical: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era extranjero y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis“ (Mt, 25, 35-36).
El espacio de la casa Acogida San José ha sido cuidadosamente adaptado por la Provincia e incluye un refectorio, un área cubierta, espacio para atención en grupo e individualizada, lavandería y baño. Allí, se acoge diariamente a un promedio de 70 personas pobres a las que se les proporciona alimento, baño, limpieza de ropa y zapatos y se les da kits de higiene, ropa, incluso de abrigo, y zapatos. Siguiendo nuestro carisma les servimos el pan buscando ser la presencia de Dios en sus vidas y signos de la ternura de Dios tratando de vivir las enseñanzas de San Vicente de Paul: “¡Por tu amor, solo por tu amor los pobres te perdonaran el pan que les das!Les hablamos de Dios, más que con palabras, con la atención, la acogida y la escucha con amor y misericordia, respetando la libertad de elección de estas personas frágiles. Sentimos que Cristo está tan presente en ellos, que nuestro amor se revela en el servicio y el servicio surge de un amor apasionado que causa conversión y evangelización. Para nosotras, los pobres son sensibles, atentos, humanizados, sufridos, agradecidos, amables, exigentes, dóciles y comprensivos. Santa Luisa nos recomienda: “Sean muy dulces y amables con los pobres, ustedes saben que son nuestros Amos y Señores a quienes debemos amar con ternura y con un respeto profundo”. Estas sinceras bendiciones generan afinidad, compromiso y amor. Los pobres reconocen la atención que les ofrecemos cuando los conocemos y los llamamos por su propio nombre. Ellos cuando les distribuimos café o ropa nos bendicen cada día: “Dios le bendiga, hermana; que Dios le ayude y que nunca te pierdas …”y estas sinceras bendiciones engendran afinidad, compromiso y amor.
Sor Janete Casagrande, una de las Hijas de la Caridad que sirve en la casa de Acogida nos dice: “Cuando me preguntan si tiene algún sentido ofrecer café, baño y ropa limpia a quienes regresarán a la calle, recuerdo a Cristo el hijo de Dios. Dios que se entregó a la muerte en la cruz solo por amor para rescatarnos de la muerte del pecado, un gesto que la humanidad no ha entendido aún hoy”. Y agrega: “Llevo cinco años con estos pobres y diariamente me sorprendo positivamente con experiencias interesantes. Al estar con los pobres experimentamos cuánto ellos nos evangelizan, porque a pesar de su exclusión son perseverantes, amables y sonrientes, a pesar del sufrimiento y abandono, saben cómo compartir lo poco que tienen y nos enseñan a confiar en Dios. Demuestran que donde está presente una Hija de la Caridad, la Compañía está presente, porque desde nuestro servicio en la casa de Acogida las personas sin hogar en Curitiba crean relaciones y lazos de afecto con todas las Hermanas. En las calles por donde pasamos somos reconocidas y llamadas por nuestro nombre.
Con los pobres nos damos cuenta de que somos responsables de romper esa indiferencia inexplicable hacia esta parte de la población, personas casi invisibles que sufren prejuicios y discriminación. Por el vínculo de cuidado y afecto que tenemos con ellos, nos ayudan a conocer las estructuras de pecado en el mundo, a descifrar los efectos de los mecanismos perversos que generan maldad, injusticia, exclusión, miseria, marginación y explotación.
El verdadero trabajo con los pobres desinstala, interroga, convierte y confronta nuestros proyectos y estilo de vida y de comunidad con la situación de vida de estas personas. Nos hace asumir una oración más encarnada y reconocer que la gracia de Dios es abundante y es a Él a quien nos entregamos y confiamos a los pobres.
Nuestro agradecimiento a la Provincia de Curitiba, en la persona de sus Superiores, quienes nos han brindado esta experiencia al asumir este Proyecto Provincial”.
Sor Janete Casagrande HC,
Provincia de Curitiba Brasil
Fuente: http://filles-de-la-charite.org/
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