Es usted muy de Dios puesto que su misericordia se está ejerciendo de continuo sobre usted. Le ruego tenga buen ánimo y no se deje llevar del tedio.

¡Qué misericordioso es Dios al soportarme con tanta paciencia y longanimidad, y cuán miserable y ruin soy al abusar tanto de sus misericordias!

Dios, con su grand misericordia, nos ha escogido como obreros…

…es a usted a quien escribo, con la confianza de que alabará a Dios y lo amará por su misericordia infinita…

Pensemos un poco en la necesidad que tenemos de misericordia…

¡Dios nos mira con ojos de misericordia!

El que se examine bien notará en sí mismo muchas debilidades y defectos, y reconocerá incluso que no es capaz de impedirlos ni, por consiguiente, de ser una molestia para los demás. Y esto, tanto en el cuerpo como en el espíritu.

Las gracias que Dios derrama sobre sus trabajos son obra de su pura misericordia y no de nuestras pobres oraciones.

¡Y qué ruin y miserable soy al abusar tanto de su misericordia!

…concibamos también una gran esperanza en sus misericordias, que son infinitas y que harán que no se fije en nuestras miserias…