El Movimiento de la Familia Vicenciana: la encarnación del Carisma Vicenciano

¡Todo comenzó con san Vicente de Paúl (1581-1660)! En 1617, Vicente experimentó dos momentos que cambiarían su vida para siempre y tendrían un impacto duradero tanto en la Iglesia como en la sociedad. En Gannes y Folleville, escuchó las confesiones de personas pobres que vivían en las zonas más remotas de Francia. Poco después, ese año, en Châtillon-les-Dombes, organizó a la gente de su parroquia para ayudar a aliviar los sufrimientos de una familia agobiada por la enfermedad y la pobreza. Estos dos momentos dieron forma al núcleo del carisma de Vicente: el servicio a Dios en la persona de nuestros Señores y Maestros, los pobres, tanto por la predicación del Evangelio (misión) como en el alivio de la pobreza (caridad).

La visión de Vicente fue el inicio de un movimiento que desembocó en un nuevo dinamismo internacional: los esfuerzos conjuntos de hombres y mujeres, consagrados y laicos, para combatir los mecanismos que generan pobreza, tanto en la vida de los individuos como en las estructuras sociales que la perpetúan.

Las Cofradías de la Caridad (las Damas de la Caridad que, más tarde, se convirtieron en la Asociación Internacional de Caridades – AIC), fueron la primera asociación formada por Vicente en 1617. Fundada con las mujeres de los alrededores de Châtillon, Vicente comenzó así la primera caridad organizada. Solicitó la ayuda de santa Luisa de Marillac (1591-1660) para supervisar estas cofradías. El modelo se extendió rápidamente por toda Francia, y fuera de ella, incluso antes de fallecer Vicente. La AIC está ahora compuesta por 53 asociaciones nacionales y más de 150.000 miembros.

En 1625 se fundó oficialmente la Congregación de la Misión. Vicente, al que se uniron al principio otros 7 misioneros, orientó su «pequeña compañía» a dar misiones a los más abandonados de la Francia rural. A la vez que predicaban, establecían las Cofradías de la Caridad, dando testimonio concreto de su doble propósito: la misión y la caridad. Hoy en día, la Congregación cuenta con 4.000 miembros en 88 países.

Los miembros de las Damas de la Caridad originales (Cofradías) eran, predominantemente, mujeres de noble cuna. A menudo, les resultaba difícil cuidar personalmente de las necesidades de los pobres. Con frecuencia enviaban a sus sirvientas a hacer este servicio por ellas. Vicente y Luisa comenzaron a reunir mujeres jóvenes, dispuestas a dedicarse a este trabajo con las Damas. Estas mujeres se convirtieron en el núcleo de un nuevo instituto, la Compañía de las Hijas de la Caridad, fundada en 1633. A diferencia de otras comunidades femeninas en la Iglesia de la época, no vivían enclaustradas, para poder servir mejor a los enfermos pobres. Las Hijas establecieron comedores populares, hospitales, escuelas y hogares para huérfanos. Actualmente, las Hijas de la Caridad son unas 15.000 hermanas que sirven en 91 países.

Muchas otras comunidades se crearon por la influencia del carisma vicenciano. Los años de la Revolución Francesa fueron tanto un desafío como una bendición para la Familia Vicenciana. La disolución formal de la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad en Francia dio lugar a nuevas fundaciones por parte de algunos ex miembros. Una de esas comunidades son las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret, fundadas en 1799.

Las comunidades que forman la Familia Vicenciana, que denominamos Ramas de la Familia y que suman cerca de 150 en todo el mundo, están unidas por un espíritu común (la espiritualidad de San Vicente) y un propósito común (el servicio, a través de la misión y la caridad, a favor de los que viven en pobreza). La mayoría surgieron como respuesta directa al lamento de los pobres en un lugar y tiempo específicos. Estimamos que más de dos millones de laicos, religiosos y sacerdotes pertenecen a nuestro movimiento.

En 1807, el P. Peter Joseph Triest, al que denominaros el San Vicente de Paúl de Bélgica, reunió a algunos jóvenes para que cuidaran de un grupo de ancianos. De ellos surgieron los Hermanos de la Caridad, con la misión de atender a los discapacitados, los pobres, los enfermos y los ancianos.

En 1832 (las Hermanas) y en 1834 (los Hermanos) de Nuestra Señora, Madre de Misericordia, fueron fundadas en Tilburg (Países Bajos) por el Obispo Joannes Zwijesen. Fue su respuesta a la pobreza con la que se encontraba, especialmente entre los niños que carecían de oportunidades para recibir educación.

El beato Federico Ozanam, con otros seis estudiantes universitarios, fundó la Sociedad de San Vicente de Paúl, en 1833. El París de su época se encontraba bajo la tenaza de serios disturbios políticos y sociales, sufriendo de un desempleo galopante, enfermedades y viviendas inadecuadas. Estos siete laicos decidieron visitar las casas de los que sufrían, ofreciéndoles la ayuda que estaba en sus manos. Hoy en día, aproximadamente 900.000 hombres y mujeres, de 149 países, pertenecen a la Sociedad de San Vicente de Paúl. Esta sociedad es la asociación laica más grande de la Iglesia.

En 1847, se comenzaron a formar grupos de jóvenes vicencianos, a raíz de las apariciones de la Santísima Virgen María a santa Catalina Laboure (Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, 1830).

Hoy en día, la Juventud Mariana Vicenciana reúne a 100.000 miembros en 66 países.

Y así, la historia continúa hasta nuestros días.

La Familia Vicenciana da la bienvenida a nuevas Ramas en su movimiento también hoy día. Asímismo, tenemos la bendición de trabajar con hombres y mujeres que, aunque no son miembros de ninguna Rama de la familia, se sienten tan inspirados por san Vicente que se llaman a sí mismos vicencianos. Estimamos que la Familia Vicenciana internacional está compuesta por al menos dos millones de personas que caminan con nosotros en este espíritu de colaboración.

El énfasis actual en los esfuerzos conjuntos dentro de la Familia comenzó en la década de 1990. Las reuniones de los líderes internacionales de la Familia Vicenciana condujeron a campañas conjuntas contra el hambre y la malaria. En 2010, para celebrar el 350 aniversario de la muerte de san Vicente y santa Luisa, se comenzó una iniciativa para luchar contra la pobreza en Haití. Y ahora, para conmemorar el 400 aniversario del nacimiento del Carisma Vicenciano, forjaremos un nuevo esfuerzo global contra la falta de vivienda, la Alianza FamVin con las personas sin hogar.

El trabajo de la Familia Vicenciana está coordinado por el Comité Ejecutivo de la Familia Vicenciana (VFEC), compuesto por representantes de ocho Ramas de la Familia. Actualmente, consisten en cuatro Ramas fundadoras, a saber:

  • AIC (la Asociación Internacional de Caridades, o Damas de la Caridad).
  • La Congregación de la Misión.
  • Las Hijas de la Caridad.
  • La Sociedad de San Vicente de Paúl.

Además, hay cuatro ramas que forma parte, rotativamente, del VFEC; en este momento son:

  • La Federación de Hermanas de la Caridad de Estrasburgo.
  • La Federación de Hermanas de la Caridad de América del Norte.
  • La Congregación de María, Madre de Misericordia.
  • La Congregación vicenciana.

Entre las Ramas de la Familia Vicenciana, el VFEC genera entusiasmo y motivación para vivir el carisma vicenciano. No es un cuerpo jurídico, pero toma decisiones, ofrece recomendaciones o da aprobación a actividades de la Familia Vicenciana, tales como:

  • Los temas anuales de reflexión para la Familia Vicenciana;
  • El tema para las reuniones internacionales de líderes internacionales de Familia Vicenciana;
  • El establecimiento de los mandatos de las Comisiones de la Familia Vicenciana.
  • El nombramiento de los coordinadores y miembros de las Comisiones de la Familia Vicenciana;
  • El nombramiento del coordinador y el equipo de la Oficina Internacional de la Familia Vicenciana (VFO);
  • Discierne las necesidades de la Familia Vicenciana y su respuesta a esas necesidades, especialmente con respecto a la creación de nuevas Comisiones de la Familia Vicenciana; y
  • El estudio de los presupuestos operativos anuales de la Familia Vicenciana.

En 2015, la Oficina de la Familia Vicenciana (VFO) se estableció en Filadelfia (Estados Unidos). La VFO es el vehículo a través del cual las aspiraciones del VFEC se llevan a cabo a nivel global. La Oficina garantiza la continuidad del trabajo del VFEC de un año a otro. Algunas de las tareas específicas de la Oficina son:

  1. Ser el vehículo a través del cual se llevan a cabo las decisiones tomadas por el VFEC;
  2. Mantenimiento de una base de datos de la Familia Vicenciana;
  3. La creación de un Misal de la Familia Vicenciana, que reúne a todos nuestros Santos, Beatos y Siervos de Dios;
  4. Coordinación de los grupos de trabajo creados para llevar a cabo los objetivos del VFEC. Actualmente estos incluyen las áreas de Formación, la Creación de una Cultura de Vocaciones de la Familia Vicenciana, la Transmisión del Carisma en la transición de las instituciones religiosas a las seculares, lña creación de una estrategia para comunicar el Carisma Vicenciano a los jóvenes, etc.
  5. Y aumentar, a través de diversas estrategias de comunicación, la visibilidad internacional de la Familia y el Carisma Vicencianos.

Actualmente, son cinco las Comisiones internacionales que atienden las necesidades de la Familia, tanto en formación como en coordinación de obras caritativas. Estas comisiones son:

  1. La Comisión de Comunicaciones de la Familia Vicenciana desarrolla y coordina nuestras estrategias de comunicación, tanto interna como externa, en las redes sociales, en la web, en la prensa y en otros vehículos de comunicación.
  2. La Comisión para la Promoción del Cambio Sistémico: trabaja para educar a la Familia Vicenciana sobre los principios del cambio sistémico y para ayudar a crear proyectos de cambio sistémico.
  3. Iniciativa de la Familia Vicenciana en Haití: colabora con otras organizaciones en la creación de iniciativas de cambio sistémico que fortalezcan la capacidad de los haitianos para satisfacer sus propias necesidades y reclamar sus derechos humanos.
  4. Comisión de Colaboración de la Familia Vicenciana: convoca y galvaniza a la próxima generación global de miembros de la Familia Vicenciana para que hacer efectiva la colaboración, con el fin de ayudar a las personas y comunidades a salir de la pobreza.
  5. Alianza FamVin con las personas sin hogar: es nuestra nueva iniciativa en la lucha para eliminar la difícil situación de las personas sin hogar en todo el mundo.

Basados en nuestro común carisma, nosotros, los miembros de la Familia Vicenciana (FV), nos comprometemos a colaborar. Tal colaboración es mucho más que esfuerzos conjuntos en el ministerio; nos invita a apreciar quiénes somos como seguidores de san Vicente de Paúl, para que se convierta en nuestro modo de vida. Entendemos que la colaboración significa nunca hacer solo lo que se puede hacer mejor juntos. Implica pensar, planificar y priorizar juntos. La colaboración debe ser fluida, según la situación y las circunstancias de cada rama individual de la Familia.

«Tenemos que asistir a los pobres y hacer que les asistan de todas las maneras, nosotros y los demás […]. Hacer esto es evangelizar de palabra y de obra» (San Vicente de Paúl, conferencia a la Congregación de la Misión del 6 de diciembre de 1658, SVP ES XI, 393-394).

P. Joseph V. Agostino, CM
26 de abril de 2019