Para los vicencianos, este tiempo es particularmente significativo, ya que invita a la conversión personal y a un compromiso renovado con la justicia y la solidaridad con los pobres.

Para los vicencianos, este tiempo es particularmente significativo, ya que invita a la conversión personal y a un compromiso renovado con la justicia y la solidaridad con los pobres.
En el centro de este tiempo encontramos la figura de María, cuyo camino de fe y entrega al plan de Dios sirve de valioso ejemplo para nuestra propia vida espiritual.
El Adviento es un tiempo de espera y anticipación, un tiempo de preparación para la venida de Cristo. Sin embargo, esta espera no es pasiva, sino que nos invita a participar activamente en el desarrollo del amor de Dios en el mundo.
En la Encarnación, descubrimos a un Dios que no se mantiene distante, sino que opta por acercarse, asumiendo la condición humana para habitar entre nosotros.
Este tiempo nos invita a entrar en un espacio de «espera activa», un término que resume la doble llamada a la vigilancia y a la acción.
Esta serie de seis artículos tratará del Adviento a través de la óptica de la espiritualidad vicenciana, animando a los lectores a prepararse para la venida de Cristo no sólo mediante la oración, sino también a través de la acción y el servicio a los pobres.