Contemplación SSVP USA

Contemplación: Unidad en el Amor

El amor a Dios tiene dos formas: el amor afectivo (sentimientos cálidos, contemplación) y el amor efectivo (acción y servicio). San Vicente enseña que el amor verdadero se demuestra con el trabajo realizado por los demás, especialmente por los pobres. Como dijo Tomás de Aquino, amar es desear el bien del otro; por lo tanto, amar a Dios es hacer su voluntad sirviendo a los necesitados, uniendo la fe y las obras en el amor.

Contemplación: El primer y último principio

La vocación vicenciana encierra una ironía: al servir a los demás, crecemos nosotros mismos en santidad. Federico Ozanam enseñó que la caridad une el amor a Dios, al prójimo y a uno mismo, no como egoísmo, sino como gratitud por el don de la vida recibido de Dios. El verdadero amor al prójimo brota del amor divino que habita en nosotros, haciendo de cada servicio un acto de amor a Dios.

Contemplación: Ve con calma, reza mucho

Los vicentinos están llamados a actuar en favor de los pobres con paciencia y discernimiento, recordando que Dios obra a su debido tiempo. La urgencia debe equilibrarse con la oración, la unidad y el consenso, buscando no resultados rápidos, sino la voluntad de Dios. El verdadero éxito y la santidad provienen del servicio desinteresado, guiado por el Espíritu, confiando en que las obras arraigadas en Dios perdurarán.

Contemplación: Plenamente y con creatividad

San Vicente enseñó que el amor es «inventivo hasta el infinito», lo cual se ve de manera extraordinaria en la Eucaristía, donde Cristo asegura su presencia permanente. En la Comunión, nos unimos a Jesús, a la Iglesia y a todos los fieles, vivos y difuntos, compartiendo la alegría de la Comunión de los Santos. La Eucaristía nos inspira a amar y servir a los demás, encarnando la presencia de Cristo entre los pobres y uniéndonos en la santidad.

Contemplación: Redimiendo nuestros kilómetros

Contemplación: Un sistema de amor

El cambio sistémico, arraigado en el plan de Dios, traduce el llamamiento vicenciano a ir más allá de la limosna para transformar las estructuras que mantienen a las personas en la pobreza. Inspirado en la Escritura y la tradición, busca empoderar a los pobres, fomentar la confianza y promover la justicia. Desde los primeros aprendizajes hasta la colaboración comunitaria, encarna la fe en acción, con el objetivo de construir una verdadera «civilización del amor».

Contemplación: Redimiendo nuestros kilómetros

Contemplación: Teniendo en cuenta todos los aspectos

En la Sociedad de San Vicente de Paúl, las acciones están guiadas primero por la Sagrada Escritura, luego por la Regla, la tradición y, finalmente, por las directrices. Las directrices, creadas por las Conferencias mediante discernimiento y consenso, empoderan en lugar de restringir, recordando a los miembros lo que se puede y debe hacer. Evolucionan con la experiencia, se revisan periódicamente y deben ajustarse a la Escritura y la Regla.

Contemplación: Redimiendo nuestros kilómetros

Contemplación: Para hacer más felices a los demás

La Sociedad de San Vicente de Paúl atrae a sus miembros a través del servicio directo a quienes lo necesitan, enraizado en la fe y en la acción. Más allá de la ayuda material, su misión es el crecimiento espiritual hacia la unión con Cristo, compartido con los demás vicentinos. Pueden llegar desafíos, pero las bendiciones de Dios sostienen e inspiran. Al compartir esta llamada, otros también pueden encontrarse con Cristo a través del servicio y unirse a la misión vicentina.

Contemplación: Redimiendo nuestros kilómetros

Contemplación: Dar al Carpintero lo que le corresponde

La humildad, tal y como la enseñan San Vicente y la Regla de la Sociedad de San Vicente de Paúl, significa reconocer que nuestras obras no se refieren a nosotros, sino a la gracia de Dios que obra a través de nosotros. Somos instrumentos, no «estrellas». La verdadera humildad rechaza el orgullo y el reconocimiento mundano, centrándose en cambio en servir a los demás con amor, como hizo Cristo, sin buscar reconocimiento ni adulación.

Contemplación: Redimiendo nuestros kilómetros

Contemplación: Tiempo compartido con los amigos

A diferencia de las reuniones convencionales, que a menudo parecen trámites que hacen perder el tiempo, las reuniones de la Sociedad de San Vicente de Paúl están pensadas para profundizar en la unidad espiritual y la amistad. Arraigadas en la visión de Federico Ozanam, se centran menos en los asuntos y más en crecer juntos en santidad y alegría cristiana.

Contemplación: Redimiendo nuestros kilómetros

Contemplación: Un destello de esperanza

Los auténticos actos de compasión suelen tener menos que ver con la ayuda material y más con hacer que el prójimo se sienta visto, amado y acompañado en sus dificultades. Al visitar a los necesitados, ofrecemos más que asistencia: ofrecemos nuestra presencia, nuestra amistad y un recordatorio del amor de Dios que puede levantarles el ánimo mucho después de que nos hayamos ido.

Contemplación: Redimiendo nuestros kilómetros

Contemplación: Lo mejor que podamos

San Vicente enseña que servir a los pobres con amor y humildad, haciendo todo lo posible, es más importante que los resultados medibles, que son los criterios típicos del éxito mundano. Aunque nuestros esfuerzos puedan parecer pequeños o insuficientes, son significativos cuando están arraigados en el amor, que nunca se agota y a través del cual actúa Dios.

Contemplación: Redimiendo nuestros kilómetros

Contemplación: Humildad sencilla y amable

El beato Federico destacó la humildad, la sencillez y la motivación religiosa como elementos esenciales para la misión de la Sociedad, y advirtió contra el orgullo, la burocracia y el énfasis en la eficiencia por encima del espíritu. Instó a que todo el mérito se atribuyera a Dios, fomentando un servicio inspirado en Cristo y el respeto hacia otras iniciativas caritativas, sin comparaciones ni rivalidades.

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