Formación

Las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción: Un legado de servicio y justicia en la tradición vicenciana

Las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción, inspiradas por el carisma vicenciano, son una congregación dedicada a la educación, la atención médica y la justicia social, sirviendo a los más pobres y marginados con caridad y compasión desde su fundación en Canadá en 1854.

Lectio para Corpus Christi

Nuestro Dios se caracteriza por ser un Dios generoso y disponible, cercano y amigo, que busca acompañarnos en nuestra vida hacia Él. De ahí, que de los muchos dones y gracias que Él nos ha dejado, el más grande, el más sublime, el más significativo de todos, es la...

Evangelio y Vida para el 18 de junio de 2025

“Su Padre, que ve lo secreto se lo recompensará” 2 Cor 9, 6-11; Sal 111; Mt 6, 1-6. 16-18. ¡Si supieran qué ventaja hay en ser de Dios, despreciarían por entero las vanas satisfacciones del mundo! Decía San Vicente de Paúl, el apóstol de la caridad, quien hizo vida la...

Lugares de Federico Ozanam: 23 – Suiza

En 1836, tres años después de la visita familiar a Italia, Federico y su hermano Alfonso disfrutaron de su mutua compañía en un viaje por Suiza.

Diccionario Vicenciano: Guerra (Parte 3 y última)

Diccionario Vicenciano: Guerra (Parte 3 y última)

En un mundo desgarrado por la guerra y la injusticia, los cristianos están llamados no sólo a condenar la violencia, sino a construir activamente una paz enraizada en la justicia, la compasión y el ejemplo de Cristo. El verdadero seguimiento implica rechazar la complicidad, abrazar la no violencia y apoyar públicamente a los pobres y a las víctimas de los conflictos.

Contemplación: Al que menos amo

Contemplación: Al que menos amo

La repetida pregunta de Jesús a Pedro —«¿Me amas?»— tiene por objeto despertar en nosotros el convencimiento de que el amor a Dios se manifiesta a través de los hechos, especialmente en favor de los pobres, en quienes Cristo está verdaderamente presente. El amor a Dios y al prójimo son inseparables, y debemos responder a la llamada de Cristo no sólo con palabras, sino con obras.