Jesús mostró misericordia a los «pobres indignos», como el ladrón en la cruz, recordándonos que incluso quienes han tomado malas decisiones merecen compasión. A pesar de la tentación de considerar sus problemas como fruto de sus propias decisiones, estamos llamados a servir a los demás con amor, ofreciéndoles apoyo y ayudándoles a llevar sus cargas, en lugar de condenarles.
