Al relacionarnos con los demás, podemos hacerlo de manera que apaguemos su luz interior o que la iluminemos, ayudándolos a revelar su verdadera esencia, tal como sucedió en la Transfiguración de Jesús. Para acercarnos más a Cristo y reflejar su presencia, es clave estar disponibles en la oración y en la vida diaria, siguiendo el consejo de Santa Luisa de Marillac sobre mantenernos en la presencia de Dios.
