John Freund

Cómo experimentó María la resurrección de su Hijo

"¿Qué tal la Semana Santa?" ¿Cuántas veces has dicho eso últimamente? Suele dar pie a una animada conversación sobre reuniones familiares, etc. Me pregunto cuántos de nosotros pensamos en preguntar sobre cuál es nuestra experiencia y conciencia de la resurrección......

¿Pueblo de la Pascua en un mundo anclado en el Viernes y Sábado Santo?

¡El reto de ser gente de Pascua! Hace unos 60 años, recuerdo que me asaltó una pregunta que sigue siendo actual. Un gran teólogo, Johannes Hoffinger, preguntó: "Si somos Gente de Pascua, ¿por qué tan a menudo parecemos personas que necesitan una aspirina?". La...

Madres y María: modelo para nosotros como Iglesia

La semana pasada analicé algunas de las formas en que las madres nos moldean. Las madres: Proporcionan un lugar donde albergar los sentimientos de todos. Nos enseñan a comportarnos como adultos. Nos apoyan en nuestros sueños. Me centré especialmente en cómo María dio...

Clase magistral: un encuentro entre mayores y jóvenes

¡La presentación! Nunca he considerado el cuarto misterio del rosario como un encuentro entre mayores y jóvenes. Pero es un tema que recorre muchas de las homilías del Papa Francisco en la fiesta de cada 2 de febrero. En el Oriente cristiano, esta fiesta se llama la...
¡No puedo hacerlo todo!

¡No puedo hacerlo todo!

Esta es la última de una reflexión en tres partes sobre el capítulo 3 de Fratelli Tutti. (Ver la primera parte "Ver más allá de nuestras narices"  y la segunda parte "¿Has renunciado alguna vez a un sueño?")  ¿Alguna vez te has sentido tan abrumado y frustrado que has...

Un cristianismo contagioso

Un cristianismo contagioso

Reformulando una pregunta ¿Cómo pudo el movimiento cristiano pasar de apenas 25.000 seguidores en el año 100, a 20 millones tan sólo 200 años después... soportando una persecución constante? Antes de entrar en cuestión, me gustaría plantear una pregunta de la era...

Un regalo para la vista

Un regalo para la vista

"¡Un regalo para la vista!" Desde el siglo XVIII, esta frase se utiliza para referirse a la alegría de ver a alguien, hasta el punto de que los ojos se sienten mejor sólo por verlo. Nunca había pensado en la frase en el contexto del relato bíblico de la presentación...

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