Voluntarios de las Hermanas de la Caridad de Nazaret se encuentran esta semana en Filadelfia (Estados Unidos), colaborando con la escuela St. James para reparar viviendas y fortalecer el vecindario.

El grupo comenzó su labor en la casa de Linda, una residente del centro de Filadelfia. Después de reunirse para desayunar, los voluntarios se dirigieron al primer proyecto de la semana. La valla que rodeaba la casa de Linda necesitaba ser retirada y reparada. Al final del día, la vieja valla de madera había sido desmontada y sustituida por una nueva.

Reparación de la valla de Linda.

Linda había vivido recientemente un incidente en el que alguien intentó forzar su puerta, lo que le causó mucho miedo.

Sor Luke compartió: “Lo que al principio parecía imposible se completó en un solo día gracias al trabajo en equipo, a arremangarnos y a la oración. La alegría de Linda era contagiosa; su nueva valla no solo aportó belleza a su jardín, sino que también le dio una sensación de seguridad y paz.”

Esta es la segunda vez que las Hermanas colaboran con la escuela St. James para reparar viviendas en la ciudad.

Robert y su madre con algunos de los voluntarios.

Más adelante, los voluntarios se trasladaron a la avenida Hilton, donde trabajaron con Robert y su madre de 94 años, vecinos de toda la vida del barrio. Juntos construyeron un muro de contención y plantaron crisantemos otoñales para dar color al entorno. Lo que empezó siendo un proyecto de ladrillos y flores se convirtió en una expresión de cuidado y dignidad hacia una familia que tanto ha aportado a su comunidad.

A continuación, se centrarán en reparar techos y paredes para una mujer que espera no solo tapar agujeros, sino también llenar su hogar de color y luz.

La hermana Luke comentó: “Cada proyecto nos recuerda que la misión no consiste solo en arreglar lo que está roto. Se trata de presencia, compasión y de ser las manos de Cristo los unos para los otros”.

Esta semana en Filadelfia nos recuerda que el amor puede construir vallas de seguridad, muros de fortaleza y hogares llenos de belleza.

Spalding Hurst
Fuente: https://nazareth.org/