Cristo Jesús trae la Buena Noticia de paz a todos.  Ser de él quiere decir ya no ser forastero, sino conciudadano con todos los que son de él.

El forastero, que se ve curado, vive por la fe.  Los otros nueve, a su vez, que también se han quedado limpios, viven por la ley.

Pues ellos siguen caminando para presentarse a los sacerdotes que los declaren limpios, de acuerdo con la ley.  El samaritano, en cambio, toma el camino de vuelta a la vez que alaba a Dios a grandes voces.  Luego, se postra rostro en tierra a los pies de Jesús y le da las gracias.

Y da a entender Jesús que le da pena que no más el forastero haya vuelto para hacer lo justo:  dar gloria a Dios.  También afirma el curador la fe del curado.

Es la fe en Jesús que salva al forastero, no el guardar la ley.  Y no cabe duda de que el samaritano es de los que menos se esperan que sean justos.  Con todo, se muestra, al igual que el sirio Naamán, con fe agradecida.

Seguramente, esa gratitud es humildad, pues el agradecido, sí, se postra a los pies de Jesús.  Quizá el forastero sea de los que entrarán en el reino de Dios antes que los que se creen justos.

No, no les gusta a los autosuficientes oír de los favores que hace Dios a uno u otro forastero.  Es que piensan que la bondad y los favores de Dios son para ellos no más.  Después de todo, tienen por padre a Abrahán.  Aún más, se creen con derecho a premios de parte Dios por observar ellos los mandatos, por sus obras buenas.

Nunca piensan ellos, pues, que Dios puede sacar de las piedras hijos de Abrahán.  Que Dios no hace acepción de personas, y salva y justifica gratuitamente. No, no son del todo al igual que los sencillos y humildes que viven por la fe.

Señor Jesús, haz que sencillos y humildes demos siempre gracias a Dios, el solo autor de todo lo bueno (SV.ES VII:250).  Que le agradezcamos su bondad y su compasión sin límites y su envío de ti.  Pues tú nos salvas y nos das vida, nutriéndonos con tu cuerpo y sangre.  Y nos eres siempre fiel a los que somos infieles.  También nos haces uno a todos; en ti ya no hay judío o forastero, sino descendientes todos de Abrahán.

12 Octubre 2025
28º Domingo de T.O. (C)
2 Re 5, 14-17; 2 Tim 2, 8-13; Lc 17, 11-19