“El Reino de Dios ha llegado a ustedes”
Jl 1, 13-15; 21-2; 9; Sal 1; Lc 11, 15-26.
El mal siempre está acechándonos y las tentaciones de tomar otros caminos alejados de Dios son una constante en nuestra vida. Éste es el testimonio de una joven que después de vivir alejada de Dios, se sintió tocada por su presencia provocando en ella un cambio de vida:
En medio de mi vida en caos una amiga me forzó a ir a la iglesia con ella. Aunque por mi rebelde y duro corazón no acepte al Señor ese día, semanas después muy de noche en el patio de mi casa con desesperación grité: ¿Qué quieres de mí? No sabría explicar por qué esa pregunta, pero después de unos minutos y reírme de mí misma pensando “estoy loca”, un susurro desde el fondo de mi corazón salió:“Ayúdame”. Es todo lo que pude decir y sentí por primera vez su presencia. Le entregué mi vida en el 2005 y sigo amando a Dios igual o más… ¿Fácil? No, pero vale la pena seguir, con Cristo todo es posible.
Finalmente descubrí que la clave para la felicidad estaba en la gratitud. Ahora, cada día me tomo un momento para agradecer las pequeñas cosas que son los signos de la presencia de Jesucristo en mí.
¿Qué te hace ver y pensar este testimonio?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín, C.M.













0 comentarios