Desde un punto de vista vicenciano: ¿Quién como Dios?

por | Oct 9, 2025 | Formación, Patrick J. Griffin, Reflexiones | 0 Comentarios

En el centro del Salmo 113 se encuentra una pregunta que le da su sentido y coherencia. El salmista pregunta: «¿Quién como el Señor, Dios nuestro. Esta pregunta guía la enseñanza de la oración y orienta nuestra atención en varias direcciones que interpelan nuestro espíritu.

En primer lugar, cuando nos unimos al salmista y preguntamos «¿Quién como el Señor, Dios nuestro, la respuesta inmediata es, sin duda, ¡nadie! Nuestro Dios es único y todopoderoso. Escuchemos de nuevo la primera parte de este salmo:

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que habita en las alturas
y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?

El salmista deja pocas dudas sobre la majestad y el poder insuperable de nuestro Dios. Pero, a continuación, en la parte final de este breve salmo, describe las acciones de este Señor omnipotente:

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,

para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo.

A la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

El gran Dios todopoderoso se ocupa de las necesidades de los débiles y marginados, y lo hace con generosidad abundante.

Por tanto, nuestra primera respuesta a la pregunta del salmista, «¿Quién como el Señor, Dios nuestro?», es: nadie. Nuestro Dios es único, incomparable y compasivo.

Pero la Escritura nos enseña algo más. Al comienzo mismo del Libro del Génesis, en el primer capítulo, leemos:

«Dijo Dios: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza…” Y creó Dios al ser humano a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó» (Gén 1, 26-27).

Así pues, cuando preguntamos «¿quién como Dios?», también debemos responder que nosotros —todos los seres humanos— somos como Dios, porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza, para que pudiéramos vivir en relación con Él. Y esta es, por tanto, una segunda respuesta a la pregunta.

Sin embargo, el salmo sugiere una tercera respuesta.

Como hemos escuchado, el Señor Dios, en su bondad divina, atiende a las necesidades de sus hijos que sufren, cuidando de ellos con generosidad: los levanta del polvo, les devuelve la dignidad, los coloca en lugares de honor y les da un hogar.

Esta solicitud divina nos permite descubrir otra manera de parecernos al Señor, nuestro Dios. Cuando seguimos su ejemplo, cuando actuamos como Él actúa, entonces somos como Él. Escuchamos la llamada a ocuparnos de los más necesitados, a levantarles con dignidad y atender sus necesidades más básicas.

El Salmo 113 amplía nuestra perspectiva al invitarnos a considerar esa pregunta: «¿Quién como Dios?». Sabemos y confesamos que nadie ni nada es como el mismo Dios. Esta respuesta es indiscutible. Pero, al recordar que todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, reconocemos la dignidad de todos los hijos de Dios, que son semejantes a Él desde su creación. Finalmente, el Señor nos ha mostrado que, imitando su bondad, podemos volver a ser como Él. Jesús enseña esta verdad a lo largo de su ministerio entre nosotros. Por ejemplo, después de lavar los pies a sus discípulos, les dice que deben hacer como Él hace, que deben imitarle.

«¿Quién es como el Señor, Dios nuestro?» Podemos responder: nadie, y todos, y especialmente aquellos que tratan a los demás con compasión y dignidad. Reconozcamos a nuestro Dios presente entre nosotros.

Etiquetas:

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

homeless alliance
VinFlix
VFO logo

Archivo mensual

Categorías

FAMVIN

GRATIS
VER