Algunas consideraciones previas:

Este mes, y durante el resto de este año (2025) y la mayor parte del próximo (2026), la reflexión mensual se centrará en el Documento Final de la II Convocatoria Internacional que tuvo lugar en Roma en el mes de noviembre de 2024. Para que estas reflexiones sean provechosas y vuestro tiempo juntos resulte fructífero, será importante que lean, al menos, la sección indicada del Documento antes de reuniros como grupo (este mes la reflexión se centra en la Introducción, página uno de la edición en inglés y en español del Documento). Esta reflexión se publicará en famvin.org (tanto en el sitio en inglés como en el de español). Por lo tanto, al comienzo de vuestra sesión, se pide a cada Confraternidad que elija o designe un secretario que tome notas durante el tiempo de reflexión y luego publique esas notas en la sección “Comments/Comentarios” de la reflexión colgada en el sitio web de FamVin. De este modo, se espera que todos podamos enriquecernos con el compartir de estas diversas reflexiones.

Haz clic en la siguiente imagen para descargar el documento completo en español:

Reflexión sobre la Introducción

El Documento señala que el encuentro que tuvo lugar en Roma tenía un triple propósito : [1] reflexionar sobre el significado de los tiempos para comprender los desafíos de nuestra identidad y misión comunes, [2] reavivar el fuego, y [3] convertirnos en peregrinos y profetas de esperanza en los 167 países donde vivimos nuestra misión.

Además, los participantes afirman que este documento pretende servir como un texto de guía e inspiración para toda la Familia en los próximos encuentros, diálogos y sesiones de planificación a nivel local, nacional, regional y continental.

Detengámonos un momento y consideremos algunas realidades significativas a este respecto. En primer lugar, el hecho de que la Familia Vicentina esté presente en 167 países nos da muchas razones para alzar nuestras voces y dar gracias a Dios. Sin embargo, son muchos los miembros de nuestra Familia que desconocen las ramas que están presentes en su propia región y/o país.

A la luz de esta realidad, primero, una pregunta: al comenzar su reflexión, ¿son capaces de nombrar (es decir, de llamar con su nombre) todas las ramas que están sirviendo a nivel local, regional y nacional en su respectivo país?

En segundo lugar, un reto: cada semana durante el próximo mes (y mejor aún, durante el próximo año), dedique tiempo a conversar con un miembro de la Familia Vicentina. Permita que esa persona le hable de su ministerio, de sus esperanzas, de sus sueños para el futuro, durante 5 o 10 minutos. No la interrumpa y, una vez que haya terminado, comparta usted sus esperanzas y sueños de futuro en el ministerio. Como organizador comunitario, soy muy consciente de la importancia de establecer relaciones, y esta es una forma muy eficaz de lograrlo. El mes siguiente, pregúntense unos a otros cómo fue esta experiencia, cómo se desarrolló y qué sucedió.

Sí, la primera consideración en todo esto gira en torno a la realidad de las relaciones. Para entablar un diálogo, planificar e inspirarnos mutuamente, primero debemos conocernos. Como miembros de las diversas Confraternidades en América Latina, son muy conscientes de las dificultades que entraña «saber quiénes somos y relacionarnos» unos con otros. Ustedes mismos tuvieron que afrontar y continúan afrontando múltiples obstáculos para poder reunirse mensualmente como grupo. Algunas Confraternidades han tenido mucho éxito en este aspecto, mientras que otras luchan por sobrevivir. Todos han tenido que luchar con esta realidad en el nivel de su Confraternidad concreta, ¿se imaginan lo que supone conocerse mutuamente a nivel nacional e internacional?

Muchas de sus Confraternidades están compuestas por personas de distintos países… y deben ser reconocidos y valorados por ello. Al mismo tiempo, les animamos a seguir creciendo y buscando modos de expandiros. Miren el ejemplo de Federico Ozanam y la Sociedad de San Vicente de Paúl: todo comenzó con siete personas que decidieron formar un grupo en París (Francia), y hoy hay más de 800.000 miembros en 155 países… una vez más, las relaciones. Con toda la tecnología que tienen ustedes a su alcance, su crecimiento no tiene límites.

De nuevo, les planteo una pregunta al centrarme en el segundo aspecto que quiero destacar: ¿ha reflexionado su Confraternidad sobre el significado de los tiempos para comprender los desafíos de su identidad y misión comunes?

El hecho de reunirse como hombres y mujeres que comparten un mismo vínculo/vocación/ministerio, es decir, el hecho de reunirse como abogados, maestros, psicólogos, músicos, poetas, artistas, traductores, antiguos alumnos de instituciones educativas vicentinas, indígenas vicentinos, líderes, grupos de estudio bíblico, adolescentes, campesinos… todo esto es muy positivo y nos da motivos para alegrarnos con ustedes. Este vínculo compartido les une y, esperamos, les permite reflexionar más profundamente sobre los desafíos que afrontan hoy, en este año 2025.

Para concluir, permítanme plantear las siguientes preguntas:

1. ¿Cómo pueden llegar a conocerse unos a otros con mayor profundidad?
2. ¿Qué pasos podueden dar para ampliar el número de miembros de su Confraternidad?
3. ¿Qué desafíos afrontan al tratar de dar testimonio del Evangelio y del carisma vicentino en el lugar donde residen?

Oración:

Señor Jesús, tú que quisiste hacerte pobre, danos unos ojos y un corazón orientados hacia los pobres; ayúdanos a reconocerte en ellos, en su sed, en su hambre, en su soledad y en su infortunio. Enciende en nuestra Familia Vicentina la unidad, la sencillez, la humildad y el fuego del amor que ardía en san Vicente de Paúl. Fortalécenos para que, fieles a la práctica de estas virtudes, podamos contemplarte y servirte en la persona de los pobres, y un día podamos unirnos a ti y a ellos en tu reino.

Amén.