En los días cercanos al 20 de julio de 2025, la región meridional de Siria fue escenario de violentos enfrentamientos entre las milicias drusas y beduinas, en los que también intervinieron las fuerzas de seguridad sirias y el ejército israelí. Según los datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (una ONG con sede en el Reino Unido que lleva años siguiendo lo que ocurre en el país y que se considera fiable), murieron más de mil personas, entre milicianos y civiles.

Dado que el Gobierno había bloqueado el acceso de los periodistas a la región en los días previos, es difícil saber con precisión cómo se desarrollaron los acontecimientos, pero las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret que viven en Khabab están ofreciendo toda su generosidad para prestar ayuda a las personas que han logrado huir de la zona de los enfrentamientos y encontrar, tras una larga y dolorosa odisea, un lugar donde refugiarse.

A continuación, reproducimos las dolorosas palabras de la hermana Mona, que nos pide ayuda para poder seguir asistiendo a este pueblo tan sufriente.

Queridos amigos:

En Siria, la situación humanitaria en el sur del país ha empeorado tras los violentos enfrentamientos ocurridos en la ciudad de Soueida, que han causado miles de muertos, heridos y desplazados. A día de hoy, la ciudad sigue sitiada y sufre graves carencias a todos los niveles.

Nosotras, las Hermanas de la Caridad, tenemos nuestra comunidad en Khabab, en la región de Hauran, en el sur de Siria. Actualmente, tras los acontecimientos del 20 de julio de 2025, el pueblo ha acogido a un centenar de refugiados procedentes de diferentes pueblos de la región, entre ellos 40 familias: ancianos, niños y adultos que han abandonado sus hogares sin llevarse nada, ni siquiera sus documentos oficiales… ¿Acaso creían que el regreso sería muy rápido?

La sala de la parroquia de Santa Rita se ha convertido en un refugio. En el suelo se han colocado decenas de colchones entre sacos de ropa y lo poco que estas personas han podido llevarse consigo antes de huir de sus hogares.

Estas personas han sufrido mucho por lo que han visto, por la violencia y el terror que han vivido… Entre ellos, algunos han tenido que desplazarse varias veces durante 20 días a diferentes lugares de acogida en busca de un lugar seguro antes de llegar a Khabab.

Afortunadamente, los habitantes de Khabab y de los pueblos de los alrededores les apoyan como pueden, tanto moral como materialmente… El bien y la solidaridad siempre están presentes en el corazón del hombre, gracias a Dios… A pesar de su pobreza, encuentran la manera de compartir algo con estas personas que han abandonado sus hogares sabiendo que ya no podrán volver porque han sido saqueados y quemados… incluso demolidos con excavadoras…

La señora Amal, una mujer de 75 años, vivía sola, pero aquel 20 de julio su hija la visitó con toda su familia y poco después se vieron envueltos en los bombardeos y los disparos que llegaban de todas partes: había estallado la guerra. «Todos huimos sin entender lo que estaba pasando y buscamos refugio en el pueblo vecino… Al día siguiente esperábamos poder volver a nuestras casas. Pero no fue posible, nos pidieron que nos fuéramos, a las mujeres y los niños, a otro pueblo más lejano, y así durante 20 días, hasta que llegamos aquí, a Khabab».

«Soy Hoda, estoy casada y he tenido dos hijos, uno de los cuales ha fallecido. Estoy embarazada, lo he descubierto aquí, en este centro de acogida, en su casa de Khabab. Es una señal, un rayo de esperanza en este caos que hemos vivido y que seguimos viviendo. Tuve que huir con mis hijos sin mi marido… Los hombres se quedaron allí para proteger las casas. Pero, por desgracia, todo fue quemado, destruido. Lo hemos perdido todo, todo. Ni siquiera pude salvar la foto de mi hijo que murió. Todos nuestros recuerdos fueron robados en un abrir y cerrar de ojos. Mi hijo de 4 años me pregunta dónde está su osito de peluche, por qué no se lo devuelvo… Gracias a la gran amabilidad del párroco, las monjas y la gente de Khabab, que con un simple gesto supieron devolver la sonrisa a los rostros de nuestros hijos y a los nuestros, celebrando el cumpleaños de dos niños… Sí, incluso en medio del sufrimiento, el Señor se hace presente a través de los hermanos y hermanas en humanidad».

«Al principio encontramos refugio en la iglesia, pero las condiciones eran muy precarias, estábamos amontonados unos sobre otros, sin comida ni agua, etc… Y ahora, después de haber estado en tres centros de acogida, aquí estamos en Khabab. ¿Cuánto tiempo nos quedaremos aquí? ¿Cómo podremos vivir y pensar en el futuro? Ya no tenemos casa, ni documentos, ni… Nuestra fe en Dios es grande, en este momento es una lucha permanecer firmes en Él y seguir esperando… La alegría y la fuerza de vida de los niños nos ayudan a seguir adelante y a querer vivir… Pero también llevamos esta gran carga: encontrar comida, un lugar donde quedarnos, ir a la escuela, simplemente vivir».

Entre los refugiados hay muchas personas mayores que necesitan cuidados, medicinas…

Pedimos vuestra generosidad para ayudar a estas familias sin saber cuánto durará su estancia ni cuál será su futuro.

Gracias por todo lo que podáis hacer para aliviar el sufrimiento de nuestros hermanos. Que el Señor bendiga vuestro trabajo y os dé las gracias que necesitáis.

Hermana Mona Dhem Hermanas de la Caridad Besançon – Khabab

¡No podemos permanecer indiferentes ante este llamamiento!

Ayúdenos también a convertirnos en refugio para estas hermanas y estos hermanos, a escuchar, abrazar, alimentar y dar esperanza a todos ellos.

Fuente: https://www.suoredellacarita.org/