El agua fluye en la Parroquia del Santo Nombre de Jesús, Papúa Nueva Guinea
Ahora, las familias de Papúa Nueva Guinea se despiertan cada mañana sabiendo que el agua limpia y corriente está a solo unos pasos. El pozo en la Parroquia del Santo Nombre de Jesús está terminado y, tras meses de desafíos y contratiempos, el agua ya fluye.
Nuestra estimación inicial fue de 6.000 dólares, pero el coste final alcanzó los 10.000. La construcción nos fue poniendo obstáculo tras obstáculo. En un momento dado, dimos con roca sólida. Tuvimos que traer maquinaria pesada solo para poder romperla. Y luego, irónicamente, nuestro proyecto de agua se retrasó varias semanas por lluvias torrenciales. Pero los donantes de los Servicios Misioneros Internacionales Vicencianos respondieron.
Justo cuando volvió la estación seca, la perforación por fin se terminó.
Hoy, nadie en esta comunidad pasa sed. Los huertos que antes agonizaban en la estación seca ahora prosperan y están verdes (¡véanse las fotos en la galería!). Las madres ya no tienen que caminar kilómetros para conseguir agua. Los niños disponen de más tiempo para la escuela y el juego. Los efectos han sido inmediatos y, lo que es más importante, sostenibles. Un pozo no solo proporciona agua para un día o un mes: es un regalo que seguirá proveyendo durante generaciones.
El padre Neil y cada una de las personas de la Parroquia del Santo Nombre de Jesús me pidieron que les enviara su más profundo agradecimiento. Nosotros también estamos abrumados de gratitud. No solo financiaron un proyecto: cambiaron vidas, fortalecieron una comunidad y demostraron que, cuando las personas se unen con corazones generosos, ni siquiera la roca más dura puede detenernos.
Gracias por hacer posible este milagro sostenible.
Fuente: https://vims1617.org/














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