Jesús ha decidido ir a Jerusalén. Es decir, no se echa atrás frente a la muerte. Ir con él, por lo tanto, quiere decir seguirle por el camino de la muerte.
Le gusta a mucha gente, por lo visto, ir con Jesús que va camino de Jerusalén. Mas al que camina le interesa más la calidad que la cantidad. Claro, una gran mies requiere obreros, pero obreros que trabajen (SV.ES XI:734).
Así que para ser discípulos veraces, no nos basta con ir con Jesús. Hemos de ser también y hacer lo que se nos dice.
Se nos dice hoy que ir nosotros con él cual discípulos veraces es odiar a nuestros padres, cónyuges, hijos, hermanos. E incluso a nosotros mismos. Aún más, hemos de llevar nuestras cruces mientras le seguimos. No hay duda de que tales duras palabras nos chocan. Pero nos ayudan también a que ellas queden grabadas en la memoria.
Y ellas dejan claro además que no hay que tomar a la ligera el ir con Jesús, el seguirle. Hay que pensarlo a fondo, pues, hacer recuento de lo que somos y de lo que tenemos, y orar siempre. Es que no hemos de ser temerarios o presuntuosos. Pues ser discípulo es una cosa tan seria, si no más seria, que construir una torre o hacer una guerra.
Pero lo que más cuenta, lo que no hemos de pasar por alto, es esto: negarnos o odiarnos a nosotros mismo es conocer no más a Jesucristo en la cruz; es poner los ojos en él.
Y conocer no más a Jesucristo en la cruz es admitirnos débiles y necios. Pero cuando somos débiles y necios, entonces somos fuertes y sabios. Y fijarnos en él es saber que soportar la cruz es conseguir un asiento de honor.
Sí, fiados en Dios, nos metemos en la refriega y asaltamos la muralla. De verdad, los hombres y mujeres de oración lo pueden todo (SV.ES XI:778).
Señor Jesús, danos la fuerza para que no nos ajustemos al mundo. Y concédenos ir contigo y seguirte por el camino del amor abnegado, hasta entregar nuestros cuerpos y derramar nuestra sangre. Conoceremos así y saborearemos de verdad la justicia, la paz, la igualdad, la comunión, las que van todas más allá de los lazos familiares. Es decir, conoceremos y saborearemos lo que es vivir en el reino de Dios.
7 Septiembre 2025
23º Domingo de T.O. (C)
Sab 9, 13-18b; Film 9-10, 12-17; Lc 14, 25-33













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