Te presentamos a Laurence Spieser, responsable de Cuidados Paliativos en la Clinique de la Toussaint (Fondation Vincent de Paul) de Estrasburgo, Francia. En este vídeo, Laurence comparte su conmovedora experiencia como participante en el II Encuentro Internacional de la Familia Vicenciana (FamVin 2024), celebrado en Roma en noviembre de 2024.
Invitada por su institución, la Fondation Vincent de Paul, y por las Hermanas de la Caridad de Estrasburgo, Laurence participó en uno de los talleres de reflexión sobre los “Valores vicencianos en los cuidados”. Junto a profesionales, religiosos y voluntarios de todo el mundo, ayudó a crear un espacio de escucha profunda, intercambio de experiencias y diálogo intercultural, centrado en la dignidad y el cuidado de los más vulnerables.
En sus propias palabras, este encuentro fue “un verdadero momento de compartir” y una prueba viva de cómo los valores vicencianos trascienden fronteras y se hacen concretos a través de un servicio lleno de compasión. Desde los cuidados paliativos en Francia hasta el acompañamiento comunitario en todos los rincones del mundo, nos recuerda que en el corazón del cuidado vicenciano está el reconocimiento del otro en su vulnerabilidad y humanidad.
No te pierdas este vídeo e inspírate con este hermoso testimonio de servicio, fe y conexión global:
Transcripción:
Laurence Spieser, responsable de cuidados paliativos – Clinique de la Toussaint (Fondation Vincent de Paul) – Estrasburgo (Francia)
Me llamo Laurence SPIESER y soy responsable de cuidados paliativos en la Clinique de la Toussaint de Estrasburgo, en el este de Francia, desde hace casi tres años. Fui invitada a participar en el encuentro mundial FamVin 2024 por la « Fondation Vincent de Paul » de Estrasburgo, mi empleador, y la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Estrasburgo. Participar fue para mí un verdadero momento de compartir. Encontré una gran humanidad y una interculturalidad increíble.
Me pidieron que participara en el grupo de reflexión sobre el tema «Los valores vicencianos en los cuidados». Me alegré mucho de preparar este momento de reflexión con el Dr. Xavier Mattelaer (médico responsable de los servicios de cuidados paliativos de la Clínica Toussaint de Estrasburgo), el Sr. Jean-Louis Bonnet (antiguo presidente de la Fundación Vicente de Paúl y voluntario en la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Estrasburgo), el P. René Stockmann (Superior General de las Hermanas de la Caridad de Estrasburgo) y el P. Jean-Louis Bonnet. René Stockmann (Superior General de la Congregación de los Hermanos de la Caridad de Gante, Bélgica, y especialista belga en atención psiquiátrica), el Padre Emile Ghali Ghattas, miembro lazarista del consejo ejecutivo de FamVin Internationale, y la Hermana Michelle Marvaud (Hija de la Caridad).
Durante este tiempo de preparación, exploramos los valores vicencianos para ofrecer un tiempo de encuentro basado en el intercambio, la puesta en común de experiencias, la reflexión y la riqueza «humana». En efecto, queríamos que esta reflexión se enriqueciera con las experiencias y las historias de vida de cada participante. La idea era facilitar el diálogo entre todos los participantes de todo el mundo.
El taller fue una verdadera oportunidad para el intercambio, donde todos tuvieron un lugar para expresarse y compartir cómo los valores vicentinos se reflejan en su cuidado diario de los más vulnerables. El cuidado puede tener muchos significados, muchos fines o muchos objetivos, pero lo que es central es el lugar del Otro, el lugar que se da a la persona en su vulnerabilidad. Esta vulnerabilidad puede adoptar muchas formas, pero los valores vicencianos tienen la fuerza de responder de manera justa y humana a la prestación de un apoyo que tenga sentido, independientemente de nuestro país, nuestro lugar o nuestro papel.
Llevamos estos valores vicentinos con nosotros cada día en nuestro apoyo a los pacientes en cuidados paliativos. Acogemos a una persona en su vulnerabilidad, en su individualidad y en su experiencia, no a un enfermo. Esta diferencia es significativa porque sitúa a la persona en el centro del apoyo, manteniendo su dignidad como ser humano.
En Roma, a través de este taller, pude ver por primera vez cómo los valores vicencianos trascienden las fronteras y pueden transmitirse a través de acciones muy diversas que siempre se centran en los más vulnerables. Las oportunidades de compartir, tanto individualmente como en grupos, nos permitieron experimentar y crecer a través del carisma vicenciano. Estos tres días también me permitieron conocer gente nueva, forjar lazos y abrir nuevas posibilidades.
Lee o descarga el documento final de la II Convocatoria de la Familia Vicenciana: “Mantener encendido el fuego para ser peregrinos de esperanza”.
0 comentarios