Nos complace compartir un emotivo testimonio en video de la Hermana Rosemary Moynihan, SC, quien ofrece una reflexión personal sobre la II Convocatoria de la Familia Vicenciana, celebrada en Roma en noviembre de 2024. Desde 2011 hasta 2019, la Hna. Rosemary fue Superiora General de las Hermanas de la Caridad de Santa Isabel, y su profundo vínculo con la tradición vicenciana se refleja claramente en cada palabra de su testimonio.
En este mensaje lleno de fe y esperanza, la hermana describe la convocatoria como “una fuente de gran alegría y esperanza”, en la que el Carisma Vicenciano de la Caridad cobró vida a través de la misión compartida, la diversidad global y una renovada motivación espiritual. Relata la poderosa experiencia de estar unida a vicencianos de todo el mundo—de todas las edades, culturas y capacidades—reunidos para reflexionar, compartir y renovar su compromiso de caminar en los pasos de San Vicente, Santa Luisa y Santa Isabel Ana Seton.
Su testimonio refleja tanto una renovación personal como una inspiración colectiva que marcó profundamente el encuentro. Destaca, en particular, un conmovedor encuentro con dos hermanas de Indonesia, cuyo valiente y creativo esfuerzo para responder a la pobreza local a través de microcréditos se convirtió en un verdadero ejemplo de fe puesta en acción.
Repitiendo las palabras del Papa Francisco durante la Misa de clausura por la Jornada Mundial de los Pobres—“¡No se olviden de los pobres!”—el mensaje de la Hna. Rosemary es un poderoso recordatorio de que la Misión de la Caridad es más urgente y necesaria que nunca en nuestro mundo polarizado e incierto.
Te invitamos a ver este testimonio e inspirarte con su historia: un llamado a la acción, una celebración de la comunidad y una reafirmación de la gracia que sostiene nuestro camino común como Familia Vicenciana.
Transcripción:
Mi experiencia en la reunión de la Familia Vicenciana en Roma, en noviembre de 2024, fue una fuente de gran esperanza y alegría para mí.
– Allí experimenté de primera mano y personalmente la cita de San Vicente de que «La caridad (o el amor de Dios) es el cemento que une a las comunidades con Dios y a las personas entre sí…».
– Y había un énfasis profundamente personal – «Así que amemos a Dios, pero que sea con la fuerza de nuestros brazos y el sudor de nuestra frente» Me quedó claro por qué el vibrante Carisma Vicenciano de la Caridad ha permanecido vivo y en llamas durante 400 años…
– Vicentinos de todas las edades, culturas, razas, capacidades acudieron a la convocatoria – Respondiendo a la llamada a la implicación personal / compromiso con la Misión de Caridad…
– Nosotros:
– reflexionamos sobre el significado de estos tiempos
– indagamos en nuestras experiencias para comprender mejor los retos de nuestra identidad y misión colectivas;
– reavivamos el fuego de la Caridad en cada uno de nosotros… seguidores conscientes de Vicente, Luisa e Isabel para convertirnos en profetas de esperanza como nos llama el Papa Francisco.
– Encontré que mi compromiso se revitalizó una vez más ….
– …el compartir formal e informal creó un vínculo que fortaleció nuestra identidad compartida…. llevándonos juntos de vuelta a nuestro caótico, incierto y polarizado mundo con una fe más profunda, y una mayor certeza y enfoque en el carisma de la caridad.
– Una experiencia permanece en mi corazón y en mi mente. Dos hermanas religiosas viajaron desde Indonesia, al sudeste asiático……. Bastante aisladas por el idioma y la cultura, se esforzaron con entusiasmo por comunicarse y aprender. A través del lenguaje de signos y de nuestro mutuo deseo de comunicarnos, me contaron que «nos ocupamos de personas como Helen Keller… ayudamos a los que no pueden hablar, oír o ver»… ¿Son pobres, les pregunté?
– «No todos, pero sí los que viven a nuestro alrededor. Son campesinos que no pueden cultivar lo suficiente ni para alimentar a sus propias familias».
– Por eso estamos aquí…. queríamos compartir nuestra profunda preocupación por ellos y nuestros esfuerzos por ayudarles. Aquí escasean los recursos, así que….tratamos de establecer conexiones para ayudarles….nuestra congregación se fundó en Holanda… y cuando dejaron de llegar vocaciones, trasladamos la casa madre a Indonesia para implicar a mujeres jóvenes en la Misión.
– Al reflexionar sobre la situación, decidimos ponernos en contacto con un banco de los Países Bajos y trabajamos con ellos para crear un sistema de microcréditos para ayudar a los agricultores. Ahora, unos años después, pueden cosechar lo suficiente para alimentarse y llevar el resto al mercado. ¡Ha funcionado!
– Estas dos mujeres, una joven y otra mayor… que viajaron tan lejos con barreras de comunicación, … un intenso ministerio directo… conscientes de las necesidades que las rodeaban y con creatividad y valentía asumiendo el riesgo de encontrar una intervención útil para sus vecinos, me llenaron de humildad y ánimo.
Hubo algunas citas de la convocatoria… que dieron forma a mi experiencia
– San Vicente «La Gracia de Dios tiene sus momentos»
Si hay algún momento para buscar estar abiertos a la gracia y confiar en que está actuando es ahora… en nuestro caótico, frenético y polarizado mundo/sociedad.
– Y simplemente, En el último día de la convocatoria en el Vaticano de la Misa por la Jornada Mundial de los Pobres…
la última palabra del Papa Francisco para nosotros (probablemente las últimas palabras que la mayoría de nosotros le oímos decir) «No se olviden de los Pobres».
¡No se olviden de los pobres!
Muchas bendiciones, Queridos Amigos… sigamos caminando juntos en la Misión de la Caridad y no nos olvidemos nunca de los pobres. Gracias.
Lee o descarga el documento final de la II Convocatoria de la Familia Vicenciana: “Mantener encendido el fuego para ser peregrinos de esperanza”.
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