“Andamos con preocupaciones, pero no desesperados”

2 Cor 4, 6-15; Sal 115; Mt 5, 27-32.

El Papa Francisco en la exhortación Amoris Laetitia describe una realidad humana que puede ayudarnos a profundizar la Palabra de Dios: Comenzar a sentir deseo o rechazo no es pecaminoso ni reprochable. Lo que es bueno o malo es el acto que uno realice movido o acompañado por una pasión. Pero si los sentimientos son promovidos, buscados y, a causa de ellos, cometemos malas acciones, el mal está en la decisión de alimentarlos y en los actos malos que se sigan.

Estamos bombardeados de frases que alientan el empoderamiento ilimitado de la persona ¿Cómo podemos madurar nuestros sentimientos a la luz del Evangelio? El respeto a la dignidad de las personas es un gesto que contemplamos en Jesús, su manera de relacionarse, de mirar, de hablar y de actuar.

Animémonos a orar cada día porque solamente el Señor puede hacer brillar su luz en nuestro interior y avivar nuestro deseo de vivir como bautizados. Necesitamos cuidar esta vasija de barro que somos porque llevamos en nosotros un valioso tesoro que se nos ha confiado.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Sor Alicia Margarita Cortés C. H.C.