Últimas palabras cargadas de amor (Juan 13,34)
Me encontré con una escritora que se inspiró en su propia experiencia para añadir un toque personal a las palabras de Jesús en la Última Cena: «Como yo os he amado, así también amaos los unos a los otros».
Ella tenía la costumbre de llamar a su padre por teléfono todas las semanas. Normalmente terminaba la llamada diciendo: «Te quiero, papá». Y él solía responder en tono jocoso: «¡Yo también!».
Una noche, mientras él estaba en el hospital, cambió el orden habitual y fue él quien terminó diciendo «Te quiero». Ella respondió inmediatamente con su «¡Yo también!».
Esa noche, él falleció. Ella escribe que desde entonces atesora esas palabras, cuyo significado se vuelve cada vez más precioso con el paso de los años.
Comparte su historia como una manera de valorar aún más las palabras de Jesús en la Última Cena: «Como yo os he amado, así debéis amaros los unos a los otros». Mezclado con los recuerdos del fallecimiento de su padre, imagina lo firme y tiernamente los discípulos debieron aferrarse a las últimas palabras de Jesús y cómo sintieron su repercusión durante los años siguientes.
La lección para nosotros: estar junto a los discípulos y escuchar esta frase de despedida como si la oyéramos por primera vez: «Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado, así debéis amaros los unos a los otros».
Siguiendo el ejemplo de la escritora, intentemos también interiorizar estas palabras de despedida de Jesús, especialmente las que se resaltan cada día en nuestra Eucaristía. Dejemos que penetren cada vez más profundamente a medida que pasan los meses y los años. «Amaos los unos a los otros como yo os he amado».
En una carta dirigida a unos sacerdotes, Vicente aborda el mismo tema:
«Bien, padres, quiéranse mucho y ayúdense unos a otros; sopórtense en sus defectos y permanezcan siempre unidos en el espíritu de Dios, que les ha elegido para ese gran proyecto y que les conservará para que puedan llevarlo a cabo».
(SVP ES V, 414).
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