El Papa Francisco y Santa Luisa de Marillac: Modelos para una Iglesia sinodal
Documento de la II Convocatoria
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El 9 de mayo de 2025, la Iglesia nos invita a celebrar la fiesta de Santa Luisa de Marillac. Lo hacemos, este año, teniendo todavía muy presente la vida y la santidad del Papa Francisco, que también eligió seguir «un camino de entrega… un darse sin medida… especialmente a los últimos de entre nosotros»[1] ¡Qué poco tardamos en darnos cuenta de que existe una llamada similar a la santidad entre estos dos seguidores de Jesús, a quienes se les pidió «que cuidaran de mis ovejas»[2].
Quizás, su espiritualidad compartida puede describirse mejor a través de su visión común de lo que significa ser Iglesia: «una Iglesia decidida a ocuparse de los problemas de la gente, una Iglesia capaz de acercarse a cada persona y curar sus heridas»[3]. Francisco no sólo vivió esta definición de Iglesia dando ejemplo, sino que también acogió la transformación del Espíritu a través del proceso sinodal de comunión, participación y misión de la Iglesia. Luisa, con su vida, demostró que ese camino es posible para la gente corriente que desea entregarse a Dios y a los demás. Su colaboración con San Vicente y con la Congregación de la Misión, con las Damas de la Caridad, con las Hijas de la Caridad y con todos los que sirven en las misiones y en las cofradías, ha dado testimonio de que el Espíritu despierta a la Iglesia a nuevas formas de comunión, de participación y de misión. Así pues, tanto Francisco como Luisa son realmente Peregrinos de la Esperanza que anuncian claramente que «la existencia humana no termina en la tumba»[4]. Sus vidas siguen llamándonos a todos a «mantener encendido el fuego»[5].
En este espíritu, la Oficina de la Familia Vicenciana nos invita a todos a profundizar en el documento de la II Convocatoria de la Familia Vicenciana, Mantener encendido el fuego para ser peregrinos de esperanza. El siguiente esbozo de parte del texto puede acercarles a esta reflexión vicenciana a la vez que consideramos nuestra propia llamada a «mirar con los ojos bien abiertos»[6] «a los signos de los tiempos y a lo que el Espíritu Santo está despertando en la Iglesia»[7].
[1] Texto íntegro de la homilía del cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, pronunciada en la plaza de San Pedro del Vaticano el 26 de abril de 2025, facilitado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
[2] Juan 15,16
[3] Battista Re (n 1)
[4] Ibid
[5] Familia Vicenciana: II Convocatoria Internacional Roma 2024 «Mantener el fuego encendido para ser peregrinos de esperanza»
[6] Ibid, Sección 3
[7] Battista Re (n 1)
Introducción
- Asegurar la resiliencia de la solidaridad en nuestra sociedad cada vez más individualista y polarizada
- Discernir hacia dónde conduce el Espíritu a la humanidad, a la Iglesia y a nuestra Familia Vicenciana
Sección 1
- Hablar con una voz más unitaria ante el mundo y la Iglesia
- Mantener los ojos y los oídos bien abiertos para responder a los signos de los tiempos
Sección 2
- Promover la colaboración en diversas iniciativas y ampliar el alcance de nuestro carisma común
- Basarse en el Evangelio de la justicia
Sección 3
- Transformar la humanidad y nuestro planeta de la mano de los pobres, agentes de su propia liberación
- Promover y capacitar a nuevos líderes en nuestras estructuras
Sección 4
- Liderar con acciones innovadoras que revitalicen nuestro carisma y afronten los retos globales
- Fomentar una cultura vocacional
Sección 5
- Mantener el fuego encendido, sabiendo que la providencia de Dios nos sostendrá.
- Tomar fuerzas de María, Modelo de Fe y Madre de la Familia Vicenciana.
Póngase en contacto con la Oficina de la Familia Vicenciana:
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