Conocer al incognoscible (Juan 3,16)

Tom McKenna, CM
2 mayo, 2025

Conocer al incognoscible (Juan 3,16)

por | May 2, 2025 | Formación, Reflexiones, Thomas McKenna | 0 Comentarios

He descubierto un poema titulado «Al Dios desconocido». Este título expresa dos cosas. Una, que Dios existe. La segunda, que nuestro pleno conocimiento de Dios va más allá de las capacidades humanas, supera todo lo que nosotros, por nuestra cuenta, podríamos comprender o decir sobre Dios.

Frases como «Misterio incomprensible», «profundidad insondable» y «más allá del más allá» reconocen esta incapacidad para comprender la totalidad de Dios, así como nuestra infructuosa lucha por sondear sus profundidades. Es la situación del agnóstico, creyendo pero sin saber.

Con tal misterio como telón de fondo, llegamos a esta afirmación en el capítulo 3 de Juan: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que no perezcamos, sino que tengamos vida eterna». Esta es una respuesta directa a esa situación de ignorancia. Abandonados a nuestras propias luces, nunca podríamos ni siquiera comenzar a comprender lo divino. Pero esta afirmación evangélica va más allá: Dios es Amor. Este amor representa la profunda conexión entre el Padre y el Hijo. Este afecto divino viene a nosotros en y a través de este Hijo, Jesucristo. Su llegada rompe este caparazón de ignorancia. A través de Jesús, tenemos esa comprensión más plena de Dios.

Hemos oído repetir esta afirmación, Dios es amor, tantas veces que nos tienta a darla por sentada. Pero es una afirmación que va al corazón de este asunto, el Dios desconocido. Aquí Dios está desvelando al Ser Divino como el amor mismo, y esto no solamente al darnos a Su Hijo, sino más aún al enviar a este Amado a vivir cómo este amor se encarna en el escenario humano. Jesús, en todas las circunstancias de su vida, muerte y nueva vida, es la respuesta permanente de Dios a esta pregunta: ¿qué podemos saber del Dios desconocido? ¿Cómo podemos vivir una vida guiada por un conocimiento fiable de quién es realmente la deidad y qué nos pide Dios?

En uno de sus escritos, Luisa de Marillac aborda esta cuestión de nuestro conocimiento de Dios:

«Esa práctica [de la caridad es] tan poderosa que nos comunica el conocimiento de Dios, no tal cual, sino penetrante en Él mismo y sus grandezas de tal manera que quien más caridad tenga, tanto más participará en esa luz divina que le inflamará eternamente en el santo Amor».

Luisa de Marillac, Pensamientos, E. 19 (A. 29) (Sobre la Caridad). p.686.

Etiquetas:

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

homeless alliance
VinFlix
VFO logo

Archivo mensual

Categorías

share Compartir