“Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él”
Hech 5, 17-26; Sal 33; Jn 3, 16-21.
Cerramos los comentarios al evangelio del mes de abril trayendo al centro de nuestra atención las palabras de envío que el Señor dijo a sus discípulos y que, por tanto, también nos competen a nosotros. Primero expresa el deseo del Padre, y que fue la tarea que realizó el Hijo en medio de nosotros. Desde su encarnación hasta su entrega en la cruz lo que hizo Jesús fue procurarnos la vida en abundancia, porque no desea condenar sino salvar la vida. El Dios en quien creemos y que Jesucristo nos ha revelado plenamente no se complace en la destrucción de la vida, o los sueños, o los anhelos. No se jacta de su poder para aplastar o infringir miedo, todo lo contrario, para hacerse cercano, amigo.
El envío que reciben los discípulos les abre camino para ser creativos en cada época que les toque vivir, pero siempre el mensaje de cercanía deberá ir acompañada de una vida que se ordena en esa predicación; así pues, como enviados a anunciar el evangelio, pongamos nuestro mayor esfuerzo para ser honestos de frente a ese mensaje que se nos ha confiado, de tal modo que impregne nuestra vida de un estilo que verdaderamente merezca llamarse cristiano.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Emmanuel Velázquez Mireles C.M.
0 comentarios