Evangelio y Vida para el 11 de abril de 2025
“He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?”
Jer 20, 10-13; Sal 17; Jn 10, 31-42.
Dos puntos importantes que aparecen a primera vista en el evangelio del día, ambos devienen de que Jesús revele su identidad. El primero, Jesús no se ha colocado al centro, antes bien, ha dejado claro que es el Padre quien lo envía. La bondad de Dios descubierta paulatinamente en cada etapa de la historia del pueblo hebreo desborda en Jesús; sus obras, dice él mismo, son las obras del Padre. Dios no está de acuerdo con el sufrimiento, la enfermedad, la miseria, la muerte, al contrario, ha venido a sanar y acompañar a quien sufre y desfallece. Dios es bueno y cercano, no un juez severo.
El otro punto, esa misma bondad de Dios pone al descubierto las contradicciones de las personas de ayer y de hoy y, seguro, también de las de mañana. Esas contradicciones donde deseamos ver lo bueno de Dios, pero no para con todos sino para nuestros cercanos; que sane la enfermedad pero que no rompa las reglas cultuales o sociales establecidas. Que sea cercano, pero sólo o en especial con los buenos; que se aparte de los malos y pecadores.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Emmanuel Velázquez Mireles C.M.
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