Contemplación: abiertos a todos

por | Abr 9, 2025 | Formación, Sociedad de San Vicente de Paúl | 0 Comentarios

Este artículo apareció originalmente en ssvpusa.org

Pertenecer a la Sociedad de San Vicente de Paúl, nos dice nuestra Regla, «está abierto a todos aquellos que buscan vivir su fe amando y comprometiéndose con el prójimo necesitado» [Regla, Parte I, 3.1] La Sociedad está abierta, pero ¿lo están todas nuestras Conferencias? ¿Estamos cada uno de nosotros abiertos a «todos los que tratan de vivir su fe»?

El principal cometido de la Sociedad desde su fundación ha sido visitar a los pobres en sus hogares, y sigue siendo así hoy en día. Sin embargo, desde nuestros primeros tiempos, estos encuentros de persona a persona, estas relaciones mutuas con el prójimo, han inspirado otras obras. Si realmente servimos sólo por amor, si realmente buscamos formar relaciones basadas en la confianza y la amistad [cfr. Regla, Parte 1, 1.9], ¿cómo no iban a conducirnos a otras acciones? Si un viejo compañero del trabajo sufriera la pérdida de su empleo y necesitara un poco de ayuda, por supuesto que intentaríamos ayudar, quizá con dinero, pero aún más importante y tal vez incluso más obvio, haríamos algunas llamadas a gente de nuestro sector y ofreceríamos una recomendación para nuestro amigo en su búsqueda de empleo.

De forma similar, cuando reflexionamos juntos en nuestras Conferencias sobre lo que hemos visto y oído y aprendido de nuestros prójimos, reconoceremos más formas de eliminar las barreras que les dificultan pasar de la pobreza a la autosuficiencia; no porque seamos analistas o trabajadores sociales, sino simplemente porque eso es lo que se hace por los amigos.

Las ideas que pueden aportar nuestros miembros, especialmente los nuevos, no siempre serán «la manera en que hacemos las cosas por aquí», pero parte de ser una Conferencia que acoge consiste en permanecer abiertos a las ideas de los demás. Como decía Emmanuel Bailly en su Carta Circular de marzo de 1844, «entre nosotros no hay maestros que manden a los demás». Al contrario, explicaba, todos somos hermanos y hermanas, amigos entre nosotros y del prójimo, a cuyo servicio tratamos de vivir nuestra fe.

Si somos verdaderamente abiertos, verdaderamente acogedores, entonces «no rechazaremos ninguna propuesta razonable, ninguna mejora auténtica. Nada es tan perjudicial para la unidad y el progreso de una Sociedad como la tendencia… a rechazar toda idea que no provenga de nosotros mismos, a someter a una uniformidad rigurosa e imposible, la acción libre y espontánea de nuestros Hermanos…» [Emmanuel Bailly, Carta circular de marzo de 1844].

Ser acogedores nos exige no sólo dar la bienvenida a nuevos miembros, sino también acoger nuevas ideas, siempre que, por supuesto, no contradigan la Regla o las Escrituras. «Cuando el Espíritu inspira a los miembros, nuestro primer deber es ¡no interponernos en el camino! Las Conferencias dinámicas crecen respondiendo a las nuevas ideas no diciendo ‘no’, sino preguntando ‘¿cómo?’ Al acoger las nuevas ideas, acogemos a los miembros que las ofrecen» [Cultura de Bienvenida].

Cada uno de nosotros aporta a nuestro recorrido vicentino compartido sus experiencias particulares, sus dones particulares y sus ideas particulares. Permaneciendo receptivos a esas ideas, crecemos juntos en santidad.

Contemplar

¿Qué hacer para acoger mejor a los nuevos miembros y las nuevas ideas?

Por Timothy Williams
Director Senior de Formación y Desarrollo de Liderazgo
Sociedad de San Vicente de Paúl USA.

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