“Si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados”

Núm 21, 4-9; Sal 101; Jn 8, 21-30.

En el evangelio del día Jesús revela su identidad a un grupo de fariseos que se resisten a reconocerlo como el enviado del Padre. Para nosotros puede pasar con menor fuerza la expresión “Yo soy”, pero no así para los judíos. Esta identidad la escuchó Moisés cuando frente a la zarza ardiente Dios lo envío a liberar a su pueblo de la esclavitud. Antes de ir, le preguntó quién lo enviaba y recibió por respuesta la misma expresión que Jesús proclama de sí mismo.

Sólo que ahora quienes la escuchan ni experimentan temor, ni se quitan las sandalias. Ven a Jesús como alguien que conocen, lo han visto curar a enfermos que padecían toda la vida, pero no se asombran, antes bien, se escandalizan que lo haga en sábado. Lo han escuchado hablar de cumplir la voluntad del Padre, pero siguen dudando de que su enseñanza sea auténtica. Por eso la sentencia de Jesús tiene mayor fuerza: “morirán en su pecado”. Su pecado es una cerrazón obstinada que niega la presencia amorosa de Dios en el mundo, aunque tengan señales delante. Muchos de nosotros no estamos lejos de esta actitud, y que al fin nos sirve para no cambiar nuestro modo de vivir.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Emmanuel Velázquez Mireles C.M.