“Ustedes no quieren venir a mí para tener vida”

Ex 32, 7-14; Sal 105; Jn 5, 31-47.

Nuevamente palabras del Señor para los que no quieren caminar con él, pero proclamadas para los que buscamos cotidianamente hacerlo. Es verdad que nos desdecimos fácilmente, que damos un paso para adelante y dos o tres para atrás, que decimos hoy “sí”, y luego “quién sabe”. En fin, la inconsistencia que nos habita y a la cual hay que poner atención; que no nos suceda que vivimos creyendo ser cristianos comprometidos y nos hemos quedado en lo cultual; que no nos pase que nuestra Eucaristía pierda la novedad y la oportunidad de hablar con el Señor; que no se adormezca nuestra consciencia y pasemos de lado frente a quien necesita de nuestra compañía, de nuestra ayuda.

Que nuestra fe en el Señor no descuide nuestro compromiso ciudadano con la justicia, con el respeto al otro que piensa diferente y, no menos importante, que no nos hagamos a un lado en el cuidado de la tierra, los recursos naturales y la no violencia contra los animales.

Más que una lista de tareas, es un programa de vida que da cuenta de que nuestra fe en Cristo no hace a un lado los problemas sociales.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Emmanuel Velázquez Mireles C.M.