El 28 de marzo de 2025, a las 12:50 del mediodía, un fuerte terremoto de magnitud 7,7 sacudió el centro de Myanmar, con epicentro a 34 kilómetros al norte de la ciudad de Sagaing. El Presidente General Internacional se ha puesto inmediatamente en contacto con Verónica Ei Mon Myint Maung, la presidenta de jóvenes de la SSVP en Myammar que nos ha enviado esta crónica de urgencia.

El seísmo ha afectado gravemente a varias ciudades, entre ellas Yangon, Mandalay, Naypyidaw, Bago, Magway y partes del estado Shan, dejando tras de sí un panorama de devastación. Las infraestructuras públicas y servicios esenciales –hospitales, escuelas, templos religiosos, aeropuertos, carreteras y redes de comunicación– han sufrido daños severos. El impacto también se sintió en países vecinos como Tailandia, Bangladés, China e India.

Las cifras iniciales, actualizadas hasta el 29 de marzo al mediodía, son alarmantes: más de 1.002 personas fallecidas, 2.376 heridas y 30 desaparecidas. A medida que avanzan las labores de rescate, la magnitud de la tragedia se vuelve más evidente. A fecha de publicación de esta noticia las fuentes oficiales hablan de más de 1.600 personas fallecidas.

Miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y pasar la noche en la calle, temiendo nuevas réplicas. El estado de emergencia ha sido declarado en múltiples regiones, y muchas zonas siguen incomunicadas.

Frente a esta emergencia, la Sociedad de San Vicente de Paúl en Myanmar ha activado su plan de respuesta. El Comité Nacional de Juventud, en coordinación con otras organizaciones solidarias de Myanmar, está desplegando esfuerzos para brindar ayuda humanitaria urgente y recabar datos sobre las necesidades más críticas.

El coordinador de juventud se ha desplazado hacia Mandalay, una de las zonas más afectadas, para realizar una evaluación directa de la situación. Sin embargo, los cortes de energía y telecomunicaciones, así como la cancelación de vuelos y el colapso de carreteras, están dificultando enormemente las tareas de asistencia.

Entre las necesidades más urgentes identificadas se encuentran medicamentos, refugios de emergencia y servicios de agua, saneamiento e higiene, imprescindibles para miles de personas desplazadas y sin acceso a condiciones mínimas de seguridad.

Ante esta grave situación, el Consejo General pide a los Consejos Nacionales de la SSVP que se encuentren en condiciones de hacerlo a poner en marcha campañas de apoyo solidario. Cualquier ayuda, por pequeña que sea, será una fuente de alivio para quienes lo han perdido todo. Igualmente, pedimos a nuestros socios, amigas y amigos vicentinos de todo el mundo que se unan en oración por las víctimas, las personas heridas y por nuestras hermanas y hermanos que están viviendo las duras consecuencias de este desastre natural en Myanmar.

Fuente: https://www.ssvpglobal.org/