Construir un mundo donde la compasión no conozca fronteras

por | Mar 27, 2025 | Featured, Noticias | 0 Comentarios

La Familia Vicenciana —formada por más de 170 organizaciones laicas, congregaciones religiosas y ministerios, más de 4 millones de fieles en todo el mundo inspirados por la visión de San Vicente de Paúl— expresa su profunda preocupación por las prácticas de inmigración adoptadas por diversos países de nuestro mundo actual y exhorta a los gobiernos a adoptar políticas de inmigración compasivas y humanas.

En muchos casos, la praxis actual socava la dignidad humana y contradice nuestra tradición católica, además de nuestro carisma vicenciano arraigado en el amor y la justicia para con los más vulnerables. La Familia Vicenciana reconoce el derecho de las naciones a controlar sus fronteras, pero también hace hincapié en que tales acciones deben llevarse a cabo con justicia, misericordia y respeto por la vida humana.

Basados en las enseñanzas bíblicas que exhortan a la hospitalidad hacia los forasteros, los cristianos deben defender y apoyar a los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo. La Familia Vicenciana se compromete a proporcionar atención pastoral, asistencia social y jurídica y oportunidades educativas a los migrantes, promoviendo al mismo tiempo su integración en las comunidades locales. También se compromete a abordar las causas profundas de la migración forzosa colaborando con socios internacionales y participando en actividades de promoción ante las Naciones Unidas.

La Familia Vicenciana hace un llamamiento a los líderes mundiales para que den prioridad a políticas de inmigración humanas, garanticen la protección jurídica, pongan fin a las deportaciones masivas y rechacen la xenofobia. También animamos a las comunidades religiosas a ofrecer refugio y asistencia práctica a los inmigrantes y refugiados. En consonancia con nuestra misión vicenciana, nos comprometemos a ofrecer una compasión y solidaridad sin reservas a quienes buscan refugio y una nueva vida.

«Construir un mundo donde la compasión no conozca fronteras»

Exhortación de la Familia Vicenciana sobre las políticas de inmigración

Introducción

La Familia Vicenciana —formada por más de 170 organizaciones laicas, congregaciones religiosas y ministerios, más de 4 millones de fieles en todo el mundo inspirados por la visión de San Vicente de Paúl— manifiesta su unión y solidaridad con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes que buscan refugio, oportunidades y dignidad en cualquier rincón del mundo.

Las recientes medidas antiinmigración promulgadas en algunas naciones entristecen nuestros corazones de cristianos y seguidores de San Vicente de Paúl, que nos llamó a ver el rostro de Cristo en los pobres y marginados. Muchas naciones europeas también están endureciendo sus planteamientos. Varios países de Europa han aplicado o propuesto nuevas medidas, como normas de asilo más estrictas, aumento de las deportaciones y refuerzo de la seguridad en las fronteras.

Al tiempo que Europa se enfrenta a retos demográficos como el envejecimiento de la población y la escasez de mano de obra, los gobiernos deben lograr un delicado equilibrio entre la seguridad nacional, las necesidades económicas y las responsabilidades humanitarias. Otras naciones del planeta se enfrentan a un reto similar a la hora de conciliar las preocupaciones en materia de seguridad con la necesidad de trabajadores cualificados, lo que pone de relieve la naturaleza global de estas presiones demográficas y migratorias.

Acoger al forastero no es sólo un ideal político, sino un valor profundamente bíblico y espiritual que constituye uno de los pilares de nuestra fe. La Escritura nos llama repetidamente a brindar hospitalidad al forastero y a tratarlo con dignidad y compasión. En el Antiguo Testamento, Dios ordena a su pueblo: «Amad al forastero porque forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto» (Deuteronomio 10,19). El mismo Jesús nos lo recuerda en el Evangelio de Mateo: «Fui forastero y me acogisteis» (Mateo 25,35). Como cristianos, nuestra fidelidad a estas enseñanzas requiere que rechacemos las políticas y actitudes que deshumanizan o excluyen a los inmigrantes, refugiados y solicitantes de asilo.

Preocupaciones crecientes: Un llamamiento global en pro de la justicia

Los retos migratorios afectan a todo el mundo. Las políticas de varios países niegan la entrada a los refugiados, criminalizan a las personas indocumentadas y desmantelan las vías legales hacia la ciudadanía. Aunque se reconoce el derecho de las naciones a controlar sus fronteras, estas acciones contradicen directamente las enseñanzas sociales católicas y el carisma vicenciano de amor y servicio a los más vulnerables.

Las recientes medidas adoptadas en algunos países, como poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento, restringir el acceso al asilo y aumentar las medidas coercitivas en espacios como iglesias y escuelas, ya han causado daños irreparables. En otros países, las duras barreras fronterizas, las prácticas de deportación y las detenciones prolongadas se suman a estas violaciones de la dignidad humana. Los Estados tienen derecho a regular la inmigración, pero deben hacerlo con justicia, misericordia y respeto por la vida humana.

Una respuesta vicenciana: Compasión sin fronteras

El carisma vicenciano siempre ha estado fundamentado en la acción a favor de los necesitados. San Vicente de Paúl dedicó su vida a servir a los pobres, poniendo énfasis en el amor práctico que atiende tanto las necesidades físicas como las espirituales. Hoy, la Familia Vicenciana continúa esta misión acompañando a los inmigrantes y abogando por sistemas justos que honren su dignidad. Creemos que todo ser humano ha sido creado a imagen de Dios y que las fronteras nunca deben convertirse en barreras para la compasión y la solidaridad.

La llamada a asumir una espiritualidad de puertas abiertas se alinea profundamente con el corazón del Evangelio. Esta perspectiva nos insta a tender la mano con compasión, a no tener miedo de comprometernos con los que sufren y los heridos, y a acoger a los necesitados con el corazón y las fronteras abiertas. Nos insta a rechazar el miedo y la indiferencia, haciendo hincapié en que la verdadera seguridad se encuentra en el cultivo de la confianza, la solidaridad y el cuidado mutuo por encima de la exclusión o el aislamiento: «Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado en cualquier época de la historia (cf. Mt 25,35.43). A cada ser humano que se ve obligado a dejar su patria en busca de un futuro mejor, el Señor lo confía al amor maternal de la Iglesia» (Papa Francisco, Mensaje de Su Santidad el Papa Francisco para la 104ª Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, 15 de agosto de 2017).

Compromiso de defender la dignidad y los derechos de los migrantes y refugiados

Como miembros de la Familia Vicenciana, inspirados por el carisma de San Vicente de Paúl y la llamada a servir a los que viven en la pobreza y la marginación, nos comprometemos a:

  • Proporcionar apoyo pastoral y social: Brindar asistencia espiritual, emocional y material a los migrantes y sus familias, velando por que puedan experimentar dignidad y pertenencia dentro de nuestras comunidades y ministerios.
  • Abogar por políticas justas y humanas: Trabajar activamente por la aplicación de políticas de inmigración justas que protejan la dignidad y los derechos de todos, con especial atención a los grupos vulnerables, como la infancia y las familias.
  • Promover la integración social: Desarrollar programas e iniciativas para ayudar a inmigrantes y refugiados a establecer relaciones fructíferas y participar activamente en sus comunidades locales.
  • Asistencia y apoyo jurídicos: Colaborar con profesionales del derecho y organizaciones comunitarias para ofrecer a los inmigrantes orientación y asistencia en los complejos procesos de inmigración.
  • Educación continua y ministerio para inmigrantes: Desarrollar los servicios institucionales católicos para ofrecer un apoyo educativo y pastoral continuo adaptado a las necesidades de las comunidades de inmigrantes.
  • Iniciativas educativas y de formación: Sensibilizar a la Familia Vicenciana y a la sociedad en general sobre las realidades a las que se enfrentan los inmigrantes, promoviendo la solidaridad y combatiendo los estereotipos perjudiciales.
  • Abordar las causas profundas de la migración forzada: Colaborar con interlocutores nacionales e internacionales para desarrollar políticas de cooperación destinadas a paliar las causas subyacentes de la migración forzosa. Como parte de este compromiso, seguiremos promoviendo la defensa de los derechos de los migrantes mediante la implicación de los representantes de las ONG de la Familia Vicenciana ante las Naciones Unidas.
  • Defensa de los Derechos Humanos: Solidarizarnos con los migrantes cuyos derechos humanos están siendo violados, ofreciendo protección y abogando por su libertad, dignidad y seguridad.
  • Vivir el Carisma Vicenciano: Formar a nuestros miembros en las enseñanzas de San Vicente de Paúl, fomentando un compromiso más profundo para defender la dignidad de todas las personas, en particular de las más necesitadas, incluidos los migrantes y refugiados.

Instamos a las comunidades de fe a proporcionar refugio, defensa y asistencia práctica a los migrantes y refugiados. Como individuos, estamos llamados a escuchar sus historias, dar voz a sus voces y actuar para garantizar que encuentren la seguridad y las oportunidades que buscan.

Peticiones a los Líderes Nacionales

La Familia Vicenciana hace un llamamiento a los líderes de todo el mundo para que adopten políticas que respeten la dignidad humana y cumplan los acuerdos internacionales que protegen los derechos de los migrantes y los refugiados. Las medidas que exacerban el sufrimiento —como la separación de familias, las detenciones prolongadas y las deportaciones sin el debido proceso— son inaceptables. Como miembros de una comunidad mundial, tenemos la responsabilidad moral de apoyar a los más vulnerables.

Como miembros de la Familia Vicenciana, unidos por nuestro compromiso con la justicia y la compasión, hacemos un respetuoso llamamiento a los líderes nacionales para que:

  • Establezcan políticas migratorias humanas: Promulguen y defiendan leyes que respeten la dignidad inherente de los migrantes, den prioridad a la reunificación familiar y ofrezcan vías claras y accesibles para obtener un estatus legal.
  • Pongan fin a las deportaciones masivas: Garanticen procedimientos justos que protejan las garantías procesales y eviten la separación de familias y el daño a las comunidades.
  • Garanticen la protección jurídica: Salvaguarden los derechos de los refugiados y solicitantes de asilo cumpliendo los acuerdos internacionales de derechos humanos y facilitando el acceso a la representación legal.
  • Aborden las causas profundas de la migración: Colaboren con organismos internacionales para combatir la pobreza, la violencia, la falta de vivienda y los factores relacionados con el clima que obligan a las personas a emigrar.
  • Aumenten los servicios de apoyo: Asignen recursos para garantizar unas condiciones de acogida seguras y dignas para los migrantes, incluido el acceso a alojamiento, atención sanitaria y educación.
  • Rechacen la xenofobia y la discriminación: Promuevan narrativas inclusivas que reconozcan las contribuciones positivas de los migrantes y construyan unidad en lugar de división.
  • Protejan a los niños y a las poblaciones vulnerables: Garanticen que las políticas migratorias dan prioridad a la protección de los niños y otros grupos vulnerables, reconociendo sus necesidades y vulnerabilidades específicas.

Instamos a los líderes a hacer suyas estas peticiones como medidas esenciales para construir un mundo más justo y compasivo, basado en la dignidad y la solidaridad.

Una oración por los migrantes y refugiados

Dios compasivo y misericordioso, Tú eres el refugio de los fatigados, la esperanza de los desplazados y el defensor de los que no tienen voz. Te encomendamos a todos los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo, que atraviesan situaciones de peligro e incertidumbre en busca de seguridad y de arraigo.

Abre los corazones de los gobernantes para que promulguen políticas basadas en la justicia, la misericordia y el respeto a la dignidad humana. Fortalece a las comunidades de fe para que sean signos de tu amor, acogiendo a los extranjeros como amigos y familia.

Consuela a quienes sufren rechazo y desprecio, y dales esperanza en medio de la adversidad. Que nosotros, como Familia Vicenciana, seamos instrumentos de Tu paz, estando siempre al lado de los vulnerables y buscando Tu rostro en el forastero.

Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que caminó entre nosotros como migrante y nos llama a amar sin fronteras. Amén.

Etiquetas:

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

homeless alliance
VinFlix
VFO logo

Archivo mensual

Categorías

FAMVIN

GRATIS
VER